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San José
Con un “alarmante aumento” de más de 3 millones de personas atrapadas en la inseguridad alimentaria por el impacto paralelo del coronavirus, América Latina y El Caribe caerán en 2020 en un conflicto humanitario sin precedentes y en incesante deterioro con unos 16 millones de seres humanos azotados por una “creciente ola” de hambre o malnutrición.
El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), que pertenece al sistema de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), que pertenece a los mecanismos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), coincidieron en describir a EL UNIVERSAL un desolador y acuciante panorama continental por los efectos del virus en la alimentación.
“Lo que sigue para ellos es el hambre”, advirtió el peruano Miguel Barreto, director regional para América Latina y El Caribe del PMA, al exponer que “estamos preocupados” por un escenario al que millones de latinoamericanos y caribeños se enfrentarán porque la pandemia los dejará o ya los dejó “sin trabajo e ingresos suficientes”.
“Debemos actuar ahora. No podemos dejar a nadie atrás”, recalcó.
El argentino Manuel Otero, director General del IICA, aseguró que “con una retracción económica proyectada para América Latina y El Caribe que está cerca de 10% para este año, el escenario postpandemia será un marco de mayor pobreza, mayor exclusión, más migraciones y más inseguridad alimentaria.
“Es fundamental asegurar la viabilidad de las cadenas productivas y sobre todo de la actividad de los agricultores familiares, sector clave para la provisión de alimentos básicos para la población”, planteó.
“Más que nunca, la agricultura familiar debe tener facilitado el acceso a insumos fundamentales como semillas y fertilizantes, asegurando el abastecimiento a los mercados domésticos. Eso es clave: la viabilidad de los agricultores familiares para que la rueda de la agricultura no se interrumpa”, detalló.
Locales y foráneos
Un informe que el PMA envió a este diario precisó que para “hacer frente a la creciente ola de hambre” requiere de 328 millones de dólares “adicionales” en 2020 para aumentar su “respuesta humanitaria en América Latina y El Caribe, y llegar a 3.5 millones de personas más que han sido afectadas por la crisis del Covid-19, incluyendo población nacional y migrante (...) En América Latina y El Caribe se anticipa que habrá un alarmante aumento de 269% en el número de personas en inseguridad alimentaria severa comparado con 2019, el mayor en términos relativos a nivel global”, agregó, al ubicar el número de afectados en “casi 16 millones de personas”.
Al coincidir con el IICA en que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que integra la estructura de la ONU, prevé una contracción de 9.1% en el Producto Interno Bruto (PIB) de la región que será “la mayor en un siglo”, el PMA reafirmó que “la pobreza, la pobreza extrema y el desempleo aumentarán en docenas de millones de personas este año”.
Uno de los focos de mayor inquietud es el de los migrantes, en general, y de los venezolanos, en particular, con un éxodo al exterior desde Venezuela que se intensificó en 2014 y que, según organismos internacionales, ya se ubicó entre 5 y 6 millones que huyeron del caos político, institucional y socioeconómico de su país. El PMA calculó que 2 millones de los 3 millones de venezolanos que migraron a Colombia, Ecuador y Perú perdieron trabajos e ingresos por la emergencia sanitaria.
“Para evitar que siga creciendo la pobreza y el hambre de migrantes y de otros grupos desamparados y vulnerables, necesitamos soluciones duraderas”, insistió Barreto, al subrayar que, para enfrentar los problemas, se requerirán “recursos adicionales de la cooperación y la banca financiera internacional”.