Washington.— Los terroristas de Al-Qaeda podrían convertirse nuevamente en una amenaza para Estados Unidos en apenas un año. Así lo advirtió el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto, en una audiencia ante el Comité de las Fuerzas Armadas del Senado sobre el retiro de tropas estadounidenses de Afganistán, en la que reconoció que lo caótico de la salida causó un “daño” a la imagen de Estados Unidos.
Milley señaló que los talibanes, que el 15 de agosto recuperaron el control de Afganistán, no han roto nexos con Al-Qaeda, el grupo terrorista responsable de los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
Los propios talibanes, acotó, “eran y siguen siendo una organización terrorista”. De acuerdo con el general, “un Al-Qaeda reconstituido o un Estado Islámico con aspiraciones de atacar a EU es una posibilidad muy real, y que esas condiciones incluyan actividad en espacios no gobernados podría ocurrir en los próximos 12 a 36 meses”. Aun así, admitió que es “demasiado pronto para determinar su capacidad”.
Tanto él como el general Kenneth McKenzie, quien encabeza el Comando Central de Estados Unidos que abarca Afganistán, dijeron que personalmente habían recomendado mantener unos 2 mil 500 soldados estadounidenses en suelo afgano, contradiciendo la versión del presidente Joe Biden, quien aseguró que tomó la decisión de retirar hasta el último soldado, siguiendo la asesoría de los generales en el terreno.
McKenzie señaló que desde principios de año recomendó que EU mantuviera 2 mil 500 efectivos en Afganistán, y que a principios de otoño de 2020 aconsejó que se quedaran 4 mil 500. Incluso, en respuesta a una pregunta del senador republicano Jim Inhofe, recordó haber mencionado que “la retirada de esas fuerzas llevaría inevitablemente al colapso de las fuerzas militares de Afganistán, y finalmente, del gobierno afgano”. Milley dijo que compartía esa visión.
Cuestionada al respecto, la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, se negó a confirmar que Biden haya sido aconsejado a dejar algunos soldados en Afganistán. Los líderes militares, señaló, dieron al mandatario “un rango de opciones”. Sin embargo, subrayó que “en último lugar, sin importar el consejo, era su decisión”. Alegó que, de haber dejado a los 2 mil 500 efectivos en Afganistán, ahora Estados Unidos estaría “en guerra” con los talibanes, que como parte del acuerdo con EU reclamaron el retiro de todas las tropas extranjeras.
Interrogado sobre si la retirada y la caótica evacuación de civiles de Kabul habían dañado la imagen de Estados Unidos, Milley dijo en la audiencia que aliados y adversarios estaban revisando “intensamente” la credibilidad de Washington. “Creo que ‘daño’ es una palabra que podría usarse”, señaló.
En su turno, el jefe del Pentágono, Lloyd Austin, reconoció ante el comité que EU “no comprendió completamente la profundidad de la corrupción y el liderazgo deficiente” en las fuerzas armadas afganas.
“El hecho de que el ejército afgano, que nosotros y nuestros socios entrenamos, simplemente se haya desvanecido, en muchos casos sin un solo disparo, nos tomó a todos por sorpresa”, apuntó. “Sería deshonesto afirmar lo contrario”. Agregó que “ayudamos a construir un Estado, pero no pudimos forjar una nación”.
Bajando la tensión
Milley también testificó sobre las llamadas que hizo a su homólogo chino, el general Li Zuocheng, al final de la presidencia de Donald Trump, asegurando que tenían la intención de “desescalar” las tensiones. Las llamadas entre Milley y Li, en octubre de 2020 y en enero de este año, fueron reveladas en el libro Peril (Peligro), de los periodistas del Washington Post Bob Woodward y Robert Costa. En ellas, Milley intentó tranquilizar al gobierno de Beijing y transmitir el mensaje de que Trump no iba a lanzar ningún ataque contra China.
“Lo sé, estoy seguro, que el presidente Trump no tenía la intención de atacar a los chinos”, afirmó ayer Milley.
Algunos legisladores republicanos han acusado a Milley de extralimitarse en su autoridad y le han pedido que dimita. Milley aseguró ayer que las llamadas se hicieron con el conocimiento de Trump.