Chilpancingo.— Este 2025, el brote de más fuerte le pegó a los más pobres de : jornaleros agrícolas de la Montaña.

“En la comunidad somos como 450, pero calculo que unos 300 ya se contagiaron de sarampión”, cuenta Felipe Mendoza, poblador de la comunidad Joya Real, del municipio de Cochoapa El Grande, en la Montaña de Guerrero.

Recuerda que los primeros casos de sarampión en Joya Real se registraron a principios de julio. Fue una familia de jornaleros agrícolas que venía llegando de trabajar en el corte de verduras en Chihuahua.

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“Ellos llegaron infectados, allá la Secretaría de Salud de Chihuahua les hizo el estudio, se los detectó y se regresaron para el pueblo, por eso sabemos que es el sarampión”.

Desde entonces, en Joya Real no han parado los contagios. Esta comunidad está conformada netamente por jornaleros, todos salen a los campos a otros estados a buscar algo de trabajo. Pese a los contagios, dice Mendoza, los pobladores no han parado sus recorridos.

Señala que desde septiembre los contagios se aceleraron, familias completas han enfermado; sin embargo, en Joya Real cuentan sólo con un centro de salud que no tiene médicos ni enfermeras desde hace casi nueve años. El más cercano está en la cabecera municipal, a unas tres horas, pero ahí, dice Mendoza, nunca los ayudan, siempre les condicionan el apoyo.

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“En Cochoapa El Grande, si no les ayudaste en sus campañas [electorales], no te quieren ayudar, así siempre ha sido; si ellos ubican que no les ayudaste, te ignoran, por eso la gente que tiene carro se va a Tlapa o a Ometepec a las farmacias particulares, ahí es donde les recetan el paracetamol y la loratadina”, dice.

A Joya Real, explica, apenas el 11 de diciembre llegó una brigada de vacunación que sólo estuvo tres horas. Llegaron a las 11:00 de la mañana y a las 02:00 de la tarde se fueron. Felipe Mendoza afirma que apenas alcanzaron a vacunar contra el sarampión a unas 60 personas.

“Les dijimos que se quedaran más tiempo, que había gente trabajando, pero aun así se fueron”.

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Y enfatiza que “necesitamos ayuda, porque lo que está pasando en Joya Real ya comenzó a pasar en otros pueblos de la región, se está propagando rápido”.

El 9 de diciembre, la Secretaría de Salud de Guerrero ubicó a los municipios de la Montaña con el mayor número de casos de sarampión confirmados, los cuales están concentrados en los dos municipios más pobres: Cochoapa El Grande, con 83, y Metlatonoc, con 24.

En la Montaña hay más casos: en Tlapa se contabilizan 22; en Malinaltepec, tres; en Alpoyeca, seis, y en Atlamajalcingo, uno. El resto están en municipios como Taxco, Ometepec, Tixtla, Zitlala y Acapulco.

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Además, los contagios de sarampión pueden ser más de los que está registrando la Secretaría de Salud.

El ejemplo de Joya Real se puede multiplicar en toda la región: pueblos con brotes que ninguna autoridad llega a confirmar a través de pruebas, menos a registrarlos en sus conteos oficiales.

Sin control

Los contagios de sarampión no han podido ser controlados, de acuerdo con una revisión a los informes diarios de la Secretaría de Salud federal; en seis meses, Guerrero pasó de tener cinco casos confirmados a 227. El aumento fue imparable, así lo dicen las cifras: el 15 de julio se reportaron cinco casos confirmados; el 15 de agosto, 25; el 15 de septiembre, 51; el 15 de octubre, 73; el 15 de noviembre, 128, y para el 19 de diciembre la cifra se desbordó: 227.

El 15 de julio, Guerrero ocupaba el lugar número 11 de la lista de contagios confirmados de todo el país, ahora se sitúa en el número tres.

En Guerrero, hasta octubre, las autoridades negaban los brotes de sarampión en la Montaña.

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El 14 de octubre, la Secretaría de Salud federal informó que estaba teniendo una vigilancia especial en la Montaña por 59 casos confirmados; sin embargo, 10 días después, la Secretaría de Educación de Guerrero negó que en escuelas de la región hubiera enfermos.

Alfonso, nombre ficticio de un médico de la Secretaría de Salud de Guerrero que trabaja en un pueblo de la Montaña y pidió anonimato para evitar represalias, cuenta que 90% de los contagios de sarampión en la Montaña se registraron en jornaleros. Explica que hay dos razones fundamentales por las que este sector ha sido el más afectado por el sarampión en la Montaña y en todo Guerrero: una, dice, es su movilidad.

Antes de la pandemia de Covid-19, asegura el especialista, había por lo menos dos temporadas en el año donde salían a trabajar a los campos de los estados del norte del país. En la que iniciaba en agosto y terminaba en enero salían hasta unas 14 mil personas.

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Ahora, todo el año están saliendo: “Cuando estaba la pandemia, como no había clases, comenzaron a irse a trabajar en un campo, por ejemplo, en Guanajuato, terminaban y de ahí se iban a Michoacán y, si les salía trabajo en Sinaloa, se iban. Antes sólo iban a trabajar a un campo y regresaban”.

Alfonso explica que antes de la pandemia casi todos los jornaleros pasaban a Tlapa a registrar sus salidas en la Casa del Jornalero, ahora ya no lo hacen porque las autoridades dejaron de darles apoyos, lo que ha complicado poder conocer si los jornaleros regresan contagiados de sarampión y de qué comunidad son.

La segunda razón se debe a su condición de pobreza y a que la mayoría no cuenta con ninguna de las dos vacunas contra el sarampión: ni con la inicial, que se aplica al primer año, ni la del refuerzo, que se pone entre los seis y los 10 años.

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“A los que hemos detectado, llegan sin vacunas; bueno, están llegando sin cartillas de vacunación, sin ningún tipo de vacuna”.

Esto, asegura Alfonso, es debido a que en la mayoría de los pueblos no hay centros de salud, y donde los hay no cuentan con médicos ni enfermeras, mucho menos medicamentos.

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