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Nacimientos, toda una forma de vida

Carmen Brito es una artesana de 80 años de edad que se ha dedicado por completo a la hechura de estas artesanías, con lo que ha sacado adelante a su familia

Nacimientos artesanales. Foto: Especial
26/12/2025 |01:32
Ulises Uribe
Redactor webVer perfil

Carmen Brito es una de 80 años que por más de cinco décadas se ha dedicado a fabricar y, a su vez, ha atestiguado los constantes cambios que ha sufrido su labor, la cual en los últimos años se ha visto mermada por la manufactura china.





Doña Carmen comenzó en el negocio cuando se casó con su esposo, quien para entonces ya se dedicaba a la elaboración de artesanías y a quien le pidió que la dejara trabajar para que, una vez concluidos sus quehaceres domésticos, no se pusiera “nerviosa”.

“Yo le dije: ‘quiero trabajar. No quiero estar aquí sin hacer nada en la casa’. Termino mi quehacer y ya no tengo qué hacer. Entonces, tengo que hacer algo para no ponerme nerviosa”, relató.

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Todas las piezas son totalmente hechas a mano, lo que representa su ventaja frente a la competencia. Foto: Especial

Sin embargo, su esposo se negó y no la dejó salir a trabajar a la calle, pero ella fue insistente y le pidió que entonces la pusiera a hacer algo en el negocio, “porque yo no puedo estar sin hacer nada después de mi quehacer”, insistió.

Fue así como empezó a adentrarse en esta labor. Al principio solamente cortaba pestañas y con el tiempo su esposo comenzó a llevarle figuras para rebabarlas, pulirlas y posteriormente ponerles ojos, “hasta que fui aprendiendo poco a poco de todo”.

Aunque su esposo murió hace 12 años, doña Carmen continuó con el negocio y hoy trabajan alrededor de siete personas más con ella, tanto en Metro Velódromo, donde realiza la labor de venta, como en sus talleres de Ecatepec y Texcoco, donde se lleva a cabo el trabajo artesanal.

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Las piezas se trabajan durante todo el año para tener existencias suficientes para abastecer la demanda. Foto: Especial

Entre sus trabajadores se encuentra un vaciador, encargado de vaciar las figuras de yeso de los moldes; un vaciador de ojos; un pulidor, quien se da a la tarea de quitar la rebaba; un ponedor de ojos, un pintor, un decorador y dos personas que la auxilian en la operación de su establecimiento a las afueras de Velódromo.

Para el negocio, la temporada decembrina es en la que más se vende por la colocación de los tradicionales nacimientos y, aunque en Velódromo sólo les permiten instalarse un mes, todo el año tienen trabajo porque durante ese tiempo se van preparando para la época navideña.

“Empezamos a laborar desde enero. Nada más salimos de aquí, una o dos semanas de vacaciones, y ya luego luego entran otra vez los muchachos a trabajar, porque tenemos que irnos preparando con el vaciado, decorado, pintado y empestañado para tenerlo listo”, contó.

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Entre algunas de las artesanías más solicitadas por los clientes está el Misterio, es decir, la representación artística y devocional del nacimiento de Jesús en Belén, que incluye a la Virgen de San José, los tres Reyes Magos, el ángel, los pastores, una mula y un buey.

Competencia china

No obstante, en los últimos años la señora Carmen ha resentido el impacto de la ola de manufactura china, porque reconoció que es imposible competir en precios y en producción, razón por la que ha visto disminuidas sus ventas y por lo que incluso ha tenido que recurrir a la compra de figuras chinas para sobrellevar su negocio.

De acuerdo con ella, una de las mayores diferencias entre una figura china y sus artesanías es que “nosotros la hacemos desde cero, es decir, desde la preparación del yeso, luego el vaciado, el pulido, la pintura, la decorada y la empestañada, y ellos ya la traen terminada”.

Para doña Carmen, su labor representa todo en su vida, “porque gracias a Dios con este trabajo hemos mantenido a mis tres hijos, con esto se prepararon, estudiaron y actualmente son profesionistas”.

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Además, admitió que aunque le va bien con las ventas la competencia es uno de los mayores retos a enfrentar todos los días, “porque siempre están haciendo lo mismo que nosotros hacemos, a veces hasta más barato, pero está mal hecho y nosotros procuramos que vaya bien, y por eso vendemos”.

A unos días de cumplir 81 años, en enero próximo, ella visualiza su negocio en manos de sus tres hijos, “porque yo ya voy para abajo”, quienes le ayudan en las labores de venta, gestiones con los empleados y la supervisión de los trabajos en su taller de Texcoco y Ecatepec.

Doña Carmen define su labor artesanal como su vida, “porque desde que me casé es lo que he hecho todo el tiempo, no he hecho otra cosa, y estoy contenta con ello. A todo el mundo le gusta y gracias a Dios vendemos bien”.

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