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Miami.— En Estados Unidos muchos se preguntan por qué nunca ha llegado al trono de San Pedro un cardenal oriundo de ese país; ni siquiera han estado cerca de lograrlo en pasados cónclaves.
“Hoy por hoy un Papa estadounidense podría cambiar significativamente el equilibrio de poder dentro del Vaticano y del resto del mundo”, dice Daniel Álvarez, experto en religiones, a EL UNIVERSAL.
Tradicionalmente, los jerarcas católicos han provenido de Europa, con excepciones como Francisco (Argentina). La elección de un Papa estadounidense podría generar preocupaciones dentro del Colegio Cardenalicio sobre una posible politización de la Santa Sede.
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Diferentes países podrían reaccionar de manera dispar ante un Papa estadounidense. Mientras que aliados tradicionales de EU, como Reino Unido e Israel, podrían ver esto como un refuerzo de la influencia norteamericana en la esfera religiosa, naciones con una relación más tensa con Washington, como China, Corea del Norte y Rusia, “podrían interpretar esta elección como una expansión del soft power estadounidense en el ámbito espiritual”, indica Álvarez.
Dado que América Latina es una de las regiones con mayor cantidad de católicos en el mundo, “un Papa estadounidense podría generar dudas sobre la representatividad de la Iglesia en los países de habla hispana”, señala Álvarez. Agrega que “incluso, líderes eclesiásticos de la región podrían buscar garantizar que las preocupaciones de fieles latinoamericanos sean escuchadas en el Vaticano”.
Actualmente, cerca de 23% de la población estadounidense se identifica como católica.
La posibilidad de que un cardenal estadounidense fuera elegido Papa ha sido objeto de especulación desde hace décadas. Sin embargo, “si esto sucediera en el contexto político contemporáneo, en una era marcada por el regreso de Donald Trump a la presidencia, las consecuencias podrían ser profundas, tanto a nivel eclesiástico como a nivel geopolítico”, dice el experto y advierte que “habría que ver y poner en una balanza qué pesaría más, coincidencias o diferencias”. Bajo la administración Trump, la relación entre la Iglesia y el gobierno federal se ha caracterizado por tensiones y alianzas. “Mientras que sectores conservadores de la Iglesia han respaldado muchas de las políticas presidenciales actuales, otros líderes católicos han sido también muy críticos de sus posturas sobre determinados temas como migración y derechos humanos”, comenta Álvarez
El cardenal Timothy Dolan es una figura influyente en la Iglesia católica en Estados Unidos y ha destacado por su liderazgo pastoral. “Tiene un carisma y habilidades de comunicación que podrían hacerlo un candidato atractivo para algunos, pero su enfoque y estilo muy conservador podrían no ser del agrado de todos los miembros del Colegio Cardenalicio, especialmente de aquellos que buscan continuidad con las reformas de Francisco”, concluye el especialista.
El otro cardenal estadounidense que podría estar en la carrera es Sean O’Malley, de acuerdo con Álvarez.
“Ha sido un defensor clave en la lucha contra el abuso sexual dentro de la Iglesia y ha desempeñado un papel importante en la implementación de reformas para abordar esa crisis”. Además —agrega— su enfoque pastoral y su compromiso con la justicia social lo hacen un candidato potencialmente fuerte. “Su experiencia en reconciliación y reforma podría ser vista favorablemente por aquellos cardenales que desean continuar con el legado de Francisco”.
Los temas de coincidencia con Trump podrían ser varios, como el de libertad religiosa, donde ambos estarían de acuerdo en la importancia de proteger la libertad religiosa. “Trump ha defendido la libertad religiosa en varias ocasiones y un Papa estadounidense también podría enfatizar este derecho fundamental”, dice Álvarez.
Sobre el aborto, Trump ha adoptado una postura provida y ha tomado medidas para restringir el acceso al aborto. “Un Papa estadounidense, siguiendo la doctrina de la Iglesia católica, también estaría en contra del aborto y promovería políticas provida sin la menor duda”.
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Respecto al concepto de cuáles son los valores familiares tradicionales, “ambos estarían en la promoción de lo que la Iglesia católica define como valores familiares tradicionales”, opina.
En relación al Estado israelí, “Trump ha sido un fuerte defensor de Israel”. Aunque la Iglesia católica ha mantenido una relación compleja con Israel, “un Papa estadounidense podría apoyar una postura similar en términos de reconocimiento y apoyo”.
Un Papa estadounidense y Trump podrían no estar alineados en varios temas de debate, como la inmigración. Sin mencionar la construcción del muro fronterizo y la separación de familias en la frontera con México. Un Papa de EU podría abogar por una política migratoria compasiva y humanitaria, en línea con la enseñanza social de la Iglesia.