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Bruselas.— El ejecutor de la campaña de exterminio durante la guerra de Bosnia, el antiguo general serbobosnio Ratko Mladic, escuchó por segunda ocasión su condena a cadena perpetua por genocidio, exterminio, crímenes de guerra y de lesa humanidad.
La sentencia fue certificada por el denominado mecanismo internacional (IRMCT, por sus siglas en inglés) creado para resolver los pendientes del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY), instancia que operó entre 1993 y 2017 para procesar a los máximos responsables del sanguinario conflicto que desencadenó la desintegración de la antigua república balcánica.
Con la decisión de los jueces de Naciones Unidas, se agotó el último instrumento a disposición del llamado “carnicero de los Balcanes” para reducir su condena o reabrir el juicio, como pretendió con su solicitud de apelación.
El veredicto celebrado en la sala de audiencias de la corte de La Haya, contó con la presencia del acusado, quien siguió el proceso escoltado por dos oficiales de la ONU que portaban tapabocas y mica protectora antiCovid.
Enfundado en traje negro y corbata azul, siguió la audiencia a través de un intérprete y en aparente calma. Al escuchar el veredicto final y la confirmación de su sentencia a cárcel de por vida, apretó los labios, movió la cabeza de arriba hacia abajo y mostró resignación.
La jueza presente del tribunal, Prisca Matimba Nyambe, desestimó al leer el fallo cada uno de los argumentos presentados por la defensa para tratar de eludir la responsabilidad de Mladic de los capítulos más oscuros de la guerra de Bosnia, incluyendo el asedio de Sarajevo, la masacre de más de 7 mil hombres en el enclave musulmán de Srebrenica y el uso de escudos humanos frente a las aeronaves de la OTAN.
“La Sala de Apelaciones concluye, que Mladic no demostró que la Sala de Primera Instancia cometiera error”, declaró la jueza Matimba Nyambe; por tal motivo, continuó, “se desestima la apelación de Mladic”.
“La Sala de Apelaciones considera que Mladic no demostró que la Sala de Primera Instancia incurriera en error al imponer una sentencia de cadena perpetua”, por genocidio, persecución, exterminio, asesinato, deportación, actos inhumanos y de lesa humanidad, así como asesinato, terror, actos ilícitos, ataques a civiles y toma de rehenes.
La Sala de Primera Instancia tampoco se equivocó en acusar a Mladic de cometer estos crímenes “asumiendo el papel principal” y participando en “cuatro empresas delictivas” entre 1992 y 1995. En cambio, los jueces desestimaron la apelación de la fiscalía para que Mladic fuera además condenado por genocidio en relación con crímenes cometidos contra musulmanes y croatas en ciertos municipios de Bosnia-Herzegovina en 1992. La decisión fue tomada con base en el desacuerdo mostrado por dos magistrados con relación a esta solicitud.
Sofia Stolk, investigadora del instituto Asser, calificó el fallo como importante al “dar por cerrado el último caso clave del tribunal y porque se trata de genocidio, el asesinato deliberado de personas de una nación o grupo étnico con el objetivo de su destrucción”.
La sentencia de genocidio quedó sellada 26 años después de que oficialmente la comunidad internacional reconociera esos crímenes y 10 años después de que el ejecutor de los delitos fuera arrestado en Serbia y enviado a la cárcel del balneario holandés de Scheveningen para enfrentar la justicia internacional.
Desde el momento en que pisó suelo holandés, la defensa manejó la carta de su mala salud para enfrentar el juicio, pero en noviembre de 2017 fue sentenciado a pasar el resto de sus días en prisión. Apeló la decisión, pero el proceso se fue extendiendo por retrasos iniciales a causa de procedimientos internos, y después por el estallido de la pandemia de Covid-19.
Mladic no correrá la suerte de otros inculpados por el TPIY. De los 90 serbios, croatas y bosnios condenados, 59 de ellos están en libertad, nueve han fallecido y 22 están todavía en custodia.
El preso de mayor rango es Radovan Karadzic, el antiguo presidente de la República Srpska, artífice político de los crímenes cometidos en Bosnia. Karadzic fue trasladado recientemente del centro penitenciario de la ONU en Scheveningen a una prisión del Reino Unido. Allí pasará el resto de sus días por crímenes como la matanza en Srebrenica.