El Grupo parlamentario del (PVEM) en la busca tipificar como delito la explotación financiera de las adultas y los adultos mayores, y sancionarlo hasta a ocho años de cárcel.

Se trata de una iniciativa de la diputada Azucena Huerta Romero (PVEM), quien propuso modificar el Código Penal Federal y la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores, a fin de ampliar la protección de los derechos económicos de dicho sector de la población.

Esta iniciativa, turnada a las comisiones de Justicia y de Atención a Grupos Vulnerables, plantea adicionar un Capítulo III Quater al Título Vigésimo Segundo del Código Penal Federal, denominado “Explotación Financiera de Adultos Mayores” con un artículo 390 Ter.

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El artículo establece que comete el delito de explotación financiera de la persona adulta mayor quien, valiéndose de una relación de parentesco, tutela, laboral, de confianza o de cualquier índole que genere una situación de superioridad o dependencia, se apropie, utilice o disponga indebidamente de los recursos económicos, bienes o pensión de una persona mayor de 65 años de edad, para beneficio propio o de un tercero, sin el consentimiento libre e informado de la víctima.

"A quien cometa este delito, se le impondrán de cuatro a ocho años de prisión y multa de doscientos a quinientos días. La pena se aumentará en una mitad cuando la víctima presente alguna discapacidad o condición que limite su capacidad para comprender el hecho o para resistirlo. Y este delito se perseguirá de oficio", señala el proyecto.

También se adiciona un Capítulo IV al Título Cuarto de la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores, denominado “De las Instituciones Financieras” con un artículo 23 Bis, para estipular que corresponde a las instituciones financieras públicas y privadas promover la simplificación de trámites para el cobro de pensiones y otros servicios financieros que demanden las personas adultas mayores.

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Asimismo, deberán establecer y operar protocolos para la detección y notificación de patrones de transacciones financieras inusuales o sospechosas en las cuentas de personas adultas mayores a la Fiscalía General de la República (FGR), a fin de prevenir la explotación financiera, salvaguardando en todo momento la protección de datos personales de la posible víctima.

Expone que de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en 2021 el 4.7 por ciento de las mujeres de 60 años o más reportaron haber sufrido violencia económica por parte de un familiar. Mientras que registros de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) reportan que el 63% de las reclamaciones de adultos mayores ante la banca son imputables a un posible fraude.

Resalta que el marco legal actual es insuficiente, ya que la figura penal más cercana es el “abuso de confianza”, pero su aplicación es casi nula en estos casos por una barrera procesal insalvable: se persigue por querella.

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“Es impensable e inhumano exigir a una persona mayor, que depende física, emocional y habitacionalmente de su agresor (quien a menudo es su único cuidador), que acuda a un ministerio público a denunciar formalmente a su propio hijo o nieto”, precisa el documento.

Añade que el miedo al abandono, a la represalia, a la violencia física, o la simple vergüenza, paralizan a la víctima y garantizan la impunidad del delincuente.

Por ello, indica, "es urgente cerrar esta brecha legal y la persecución de oficio es una medida con perspectiva de género, diseñada para actuar en favor de las mujeres mayores que hoy no pueden denunciar".

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dft/mcc

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