San José -

Un año después del frustrado ingreso a Venezuela de camiones con desde Colombia y Brasil, en uno de los más fuertes pulsos entre Nicolás Maduro y Juan Guaidó , la crisis venezolana apareció en 2020 como una copia del escenario de 2019 de acelerado intercambio de amenazas, pleitos, pujas, promesas, proclamas, advertencias y ataques entre oficialistas y opositores sin cambios reales.

Con un imparable éxodo a América y Europa que ya suma de cinco a seis millones de venezolanos, una hiperinflación y una aguda escasez de alimentos, medicinas e insumos básicos se consolidaron como el principal calvario popular, en un panorama de persistente inseguridad y creciente zozobra acerca del futuro político del rico país petrolero sudamericano.

En una operación encabezada por Estados Unidos, diversos sectores de la comunidad internacional enviaron gran cantidad de asistencia humanitaria desde mediados de febrero de 2019 a puntos claves de Colombia y Brasil limítrofes con Venezuela y a la isla de Curazao, territorio autónomo de Holanda unido por el mar Caribe con suelo continental venezolano.

A sangre y fuego, tropas leales a Maduro cumplieron con la promesa del cuestionado presidente de Venezuela e impidieron, el 23 de febrero de 2019, la entrada desde Colombia y de Brasil de los furgones cargados con unas 600 toneladas métricas de ayuda diversa, en lo que significó una derrota para Guaidó y su promesa de que, “sí o sí”, la asistencia entraría a territorio venezolano.

Violentos y mortales choques se registraron en pasos limítrofes de Venezuela con Colombia y Brasil.

Por la presencia de Guaidó y de los presidentes Iván Duque , de Colombia, Sebastián Piñera, de Chile, Mario Abdo , de Paraguay y de emisarios de alto rango de EU y otros países y foros internacionales, los enfrentamientos tuvieron una mayor concentración política y mediática en la zona de Cúcuta, capital del nororiental departamento colombiano de Norte de Santander, y fronteriza con el occidental estado venezolano de Táchira.

En ese contexto de atención internacional, Guaidó perdió el 23 de febrero de 2019 una partida política clave del futuro de Venezuela.

Sin miedo. Al definirla como “fecha heroica”, el politólogo venezolano Eduardo Marapacuto escribió en Aporrea, foro digital izquierdista (no estatal) de Caracas, que quedará grabada en la historia como el día en el que el pueblo venezolano se echó “el miedo a las espaldas para salvar a la patria”.

En un artículo a favor de Maduro, Marapacuto afirmó que “esa fecha marca un momento cuando un ala extrema de la oposición venezolana, junto al peligroso imperio norteamericano y otros países lacayos y aliados de la maldad, parecían haber surcado el cielo con sus amenazas de fuego pesado, ocultas tras el artificio de la Ayuda Humanitaria. Las intenciones eran rastreras”.

Guaidó, entre tanto, transitó en un año por una situación de altibajos.

Con la Asamblea Nacional (Congreso unicameral) dominada por la oposición desde 2016, Guaidó juró el 5 de enero de 2019 a la presidencia parlamentaria y luego como presidente interino al alegar que el Poder Ejecutivo quedó vacante, porque Maduro se convirtió en usurpador al reelegirse en mayo de 2018 en comicios ilegítimos.

Al prometer el cese de la usurpación del Ejecutivo por parte de Maduro, instalar un gobierno de transición y convocar a elecciones democráticas , Guaidó juró basado en un artículo constitucional que, por vacancia, traslada la presidencia interina al presidente legislativo, y fue reconocido por más de 55 países.

En un atribulado proceso, Guaidó se reeligió jerarca del Legislativo el 5 de enero de 2020 y mantuvo el interinato. Maduro respondió insistentemente que su reelección en 2018 fue legal para un segundo sexenio consecutivo a partir del 10 de enero de 2019.

Consultado por EL UNIVERSAL, el analista venezolano Luis Cedeño , director ejecutivo de Paz Activa , organización (no estatal) de Caracas de estudio de seguridad y geopolítica, Venezuela vive una “cubanización”, por el “estancamiento de la situación”, con un cuestionado gobierno que cumplió 21 años el pasado 2 de febrero.

“Escenario catastrófico: el régimen (de Maduro), con las vueltas, largas y juego al que ha jugado, nos lleva a lo que en Venezuela llamamos ‘cubanización’, que Venezuela no logre salir del régimen y el régimen se instala poco a poco por una cuestión sistémica y la oposición juega al mismo juego del régimen”, advirtió.

“Eso nos lleva a una situación de estancamiento muy preocupante y frustrante para aquellas personas que desean el cambio político en Venezuela”, recalcó.

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