Los estadounidenses rindieron el último adiós a su 41° presidente, George H.W. Bush, que fue enterrado este jueves en Texas después de cuatro días de tributos que ofrecieron una inusual imagen de unidad en un país dividido.

Después del funeral de Estado el miércoles en Washington, al que asistió el presidente estadounidense, Donald Trump, cuatro ex mandatarios del país y dignatarios extranjeros, el ataúd de Bush cubierto por la bandera estadounidense fue trasladado a Houston, en Texas.

Tras 4 días de homenajes, entierran a George H.W. Bush en Texas
Tras 4 días de homenajes, entierran a George H.W. Bush en Texas

Foto: AP

Los restos del ex presidente (1989-1993) reposaron en la Iglesia Episcopal de St. Martin, donde los Bush son asiduos feligreses, antes de ser sepultado detrás de la biblioteca y museo que lleva su nombre en la Universidad de Texas A&M.

Al inicio de la ceremonia el coro de la iglesia interpretó "Este es mi país" (This is my country), un himno patriótico estadounidense de la década de 1940 que también fue interpretado el día en que H.W. Bush asumió la presidencia.

Cuatro de sus nietas leyeron el salmo 23 y el ex secretario de Estado estadounidense James Baker, de 88 años, recordó detalles de su personalidad y los logros de su presidencia.

"Él era un líder y lo sabía", afirmó Baker, que relató con humor sus debates y rompió a llorar al final del discurso.

El ex mandatario fue enterrado junto a su esposa Barbara, quien murió en abril, y su hija Robin, quien falleció de leucemia a los tres años.

El cuarteto de música Oak Ridge Boys representó el gusto del ex presidente estadounidense por la música "country" e interpretó a capela el himno "Amazing Grace".

En la ceremonia del miércoles, Trump y la primera dama Melania compartieron un banco en la primera fila de la Catedral Nacional de Washington con los expresidentes Barack Obama, Bill Clinton, Jimmy Carter y sus esposas.

Su hijo, el ex presidente George W. Bush (2001-2009), tocó el ataúd dos veces cuando se acercó para pronunciar un discurso cargado de elogios y humor, durante el cual su voz se quebró hasta las lágrimas recordando anécdotas y enseñanzas de su padre, muerto el viernes a los 94 años.

"Me mostró lo que significa ser un presidente que sirve con integridad, lidera con valentía y actúa con amor en su corazón para los ciudadanos de nuestro país", dijo.

Desde la muerte de Bush, Trump cambió su postura provocativa habitual por una de solemnidad, tuiteando antes del servicio sobre "un día de celebración para un gran hombre que ha llevado una vida larga y distinguida".

"¡Será extrañado!", escribió el presidente.

En el funeral, el mandatario y sus antecesores demócratas se vieron forzados a una tregua incómoda.

Trump llegó y le dio la mano a Obama y a la ex primera dama Michelle Obama.

Pero sus saludos se detuvieron allí y su lenguaje corporal cambió radicalmente cuando se encontró frente a Hillary Clinton, la candidata demócrata a la que derrotó en 2016.

Clinton miró al frente y ninguno de los dos hizo contacto visual.

Las campanas sonaron mientras el ataúd fue trasladado fuera del templo, ante la mirada de los dignatarios, entre ellos el príncipe Carlos de Inglaterra, la canciller alemana, Angela Merkel, el expresidente polaco Lech Walesa y varios exvicepresidentes estadounidenses.

Bush, que combatió en la Segunda Guerra Mundial , fue condecorado como aviador tras haber estado a punto de morir cuando fue derribado en una misión.

Se desempeñó como congresista, enviado en China, director de la Agencia Central de Inteligencia y vicepresidente de Ronald Reagan antes de ganar la Casa Blanca.

El ascenso de Trump a la cima del Partido Republicano pasó por duros ataques hacia los Bush, en particular criticando la invasión de Irak por el hijo expresidente en 2003 y burlándose del candidato Jeb Bush durante las primarias republicanas.

Por su parte, Bush calificó a Trump de "fanfarrón" y reveló que no votó por él.

lsm

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