Puerto Príncipe.— El número de muertos en el poderoso terremoto de Haití se disparó a casi mil 300 ayer, con al menos 5 mil 700 personas heridas y cientos de hogares destruidos. En tanto, cuadrillas excavaban desesperadamente en edificios derrumbados en busca de sobrevivientes.

“La cantidad de personas muertas por el terremoto subió a mil 297”, dijo la Oficina de Protección Civil que poco antes había reportado 724 decesos. También actualizó la cantidad heridos, que era de 2 mil 800. Al menos 860 casas quedaron destruidas y más de 700 dañadas.

Tras una angustiosa noche de réplicas, máquinas pesadas, camiones y retroexcavadoras trasladaron losas de cemento de los edificios derrumbados en la localidad de Los Cayos, cerca del epicentro del terremoto. El sismo de magnitud 7.2 se produjo el sábado a las 08:29 (hora local) a 160 kilómetros de la capital haitiana, Puerto Príncipe. De la casa de dos plantas de Marcel François, en Los Cayos, sólo quedan ruinas.

“Es por gracia de Dios y también gracias a mi teléfono que estoy vivo, porque pude avisar a la gente de fuera dónde me encontraba”, dijo el joven de 30 años. Su hermano menor, Job, y los vecinos pasaron más de tres horas sacándolo de los escombros sin más herramientas que sus brazos: “Iba en el autobús al trabajo cuando ocurrió el terremoto. Pude localizar a Marcel por teléfono, pero me dijo: ‘Ven a salvarme, estoy bajo el cemento’”, cuenta Job François.

Con heridas en la cabeza, Marcel François fue trasladado inmediatamente al hospital en estado de shock, ya que no tenía noticias de su hija de 10 meses, que seguía atrapada entre las ruinas. Pero gracias al trabajo en equipo de los residentes y de su tío, la pequeña Ruth Marlee Alliyah François fue sacada de la casa cuatro horas después del sismo. El Ministerio de Salud envió personal y medicamentos a la península del suroeste, pero la logística de emergencia también se ve comprometida por la inseguridad que asola Haití desde hace meses.

Muchas personas que se quedaron sin hogar durmieron a la intemperie, o se refugiaron en canchas de futbol. Los pocos hospitales de las zonas afectadas tienen dificultades para prestar atención de urgencia y muchos heridos eran atendidos en la calle.

El primer ministro Ariel Henry declaró Estado de emergencia de un mes para el país y dijo que no pediría ayuda internacional hasta que se conozca la magnitud de los daños. México envió ayer dos aviones con víveres, medicinas, agua y otros suministros a Haití, mientras que Cuba envió brigadas médicas. El Papa pidió ayuda internacional.

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