San José.— La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), encabezada por su presidenta María Elvira Domínguez, deploró ayer en Managua que, “de manera incesante”, el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, escaló “un clima de represión y hostigamiento” contra medios y periodistas de ese país con “acusaciones injustificadas, detenciones arbitrarias y encarcelamientos” en un “intento oficial de ahogar” a la prensa libre e independiente.

Al finalizar ayer una visita de tres días a Managua para evaluar el ejercicio del periodismo en esa nación, una misión de la SIP expresó “alarma por el persistente deterioro de las libertades de expresión y de prensa en Nicaragua tal como lo venimos registrando desde 2007, situación que se agravó a partir de la crisis política y social desatada en abril de 2018. “Parece estar a la vista un intento oficial de ahogar a toda expresión de prensa independiente, lo que históricamente supone un síntoma de un régimen autoritario”, sentenció en las conclusiones. Ninguna fuente oficial respondió al informe.

La SIP exigió al gobierno de Ortega “revertir los embates contra los medios de comunicación a los que se les ha ocupado con fuerzas policiales, retirado sus licencias de operación o destruido sus bienes y equipos”, y demandó garantizar que “los actos de brutal censura oficial no se repetirán”.

Tras saludar la liberación el lunes y el martes de esta semana de los periodistas nicaragüenses Lucía Pineda, Miguel Mora y Marlon Powell, encarcelados por Ortega y acusados de terrorismo y delitos contra la seguridad, la misión insistió en que tampoco halló indicios de que el gobierno respetará las libertades de prensa y de expresión. Formada por periodistas de México, Estados Unidos, Colombia, Perú, Ecuador, Jamaica y El Salvador, la comitiva adujo que la excarcelación “es un éxito de la movilización cívica”.

Los periodistas fueron liberados al amparo de una ley de amnistía, aprobada por la Asamblea Nacional, que generó “más dudas que certidumbre en la comunidad internacional sobre la vigencia de un Estado de derecho en Nicaragua”, denunció.

La represión provocó que, sin garantías para su labor ni para su protección física y de sus familias, más de 70 periodistas huyeran al exilio, recalcó. La SIP se reunió con Pineda y Mora, y los respaldó en su promesa de que seguirán informando con la verdad para luchar por la democracia de Nicaragua. También se entrevistó con periodistas, medios, diplomáticos, religiosos y opositores.

La crisis emergió por el rechazo popular a una reforma social que, ya derogada, detonó un multitudinario movimiento cívico antigubernamental que, sin éxito, exigió democracia y el fin de lo que los opositores calificaron como dictadura dinástica de Ortega y de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.

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