Washington.— El Pentágono estudia ampliar su presencia en la frontera con el despliegue de hasta 300 efectivos más, con tareas como el reparto de alimento o la representación legal que podría significar que estuvieran en contacto con los migrantes, rompiendo la política implementada por ahora.

Para ello, el Departamento de Defensa tendría que flexibilizar algunas normativas internas para permitir que estos elementos pudieran tener algún tipo de contacto con los migrantes. Según algunos reportes, estarían enviando un centenar de cocineros, 160 conductores y una veintena de abogados de inmigración para que apoyen en los procesos judiciales de los indocumentados en sus audiencias de deportación.

“Tenemos estaciones de la Patrulla Fronteriza literalmente desbordadas de migrantes, así que simplemente estamos delineando el hecho de que tendremos algunas tropas entregando comida, así que por tanto estarían en contacto con los migrantes”, dijo Charles Su- mmers, portavoz del Pentágono.

La legislación prohíbe al estamento militar hacer actuaciones de seguridad civil en territorio estadounidense. La idea es que los soldados realicen tareas de servicio que puedan aliviar la carga de trabajo de unos agentes de la Patrulla Fronteriza. Según el The Washington Post, que destapó la noticia, la expansión de efectivos en la frontera podría costar unos 21.9 millones de dólares hasta septiembre de este mismo año.

La propuesta aún tiene que ser ratificada por el secretario interino de Defensa, Patrick Shanahan. Si se llega a cumplir, el despliegue no tendría nada que ver con la promesa de esta misma semana del presidente Trump de mandar “soldados armados” a la frontera.

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