Curitiba.— El expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva acusó ayer a la justicia, la policía y al Estado de intentar “criminalizar” a la izquierda por los 580 días que permaneció encarcelado en Curitiba por una condena de corrupción.

“Necesitaba resistir para luchar contra el lado podrido del Estado, de la Policía Federal, del Ministerio Público y de la justicia. Trabajaron para criminalizar a la izquierda, a Lula y al Partido de los Trabajadores”, dijo ante una multitud de seguidores, un emocionado Lula en las inmediaciones de las instalaciones en las que estuvo encarcelado.

El exgobernante, de 74 años, dejó la cárcel gracias a una decisión de la Corte Suprema adoptada el jueves. El exjefe de Estado (2003-2010) dio un breve discurso interrumpido por vítores ante un público teñido de color rojo, el mismo que el del partido que lidera, el de los Trabajadores.

“Salgo de aquí con un gran sentimiento de agradecimiento. Quiero probar que este país puede ser mucho mejor cuando tenga un gobierno que no mienta en Twitter, como hace [Jair] Bolsonaro”, manifestó.

El exmandatario, beneficiado por una decisión del Supremo Tribunal que deroga el encarcelamiento en segunda instancia, estuvo preso un año y siete meses por una condena promulgada por Sergio Moro, actual ministro de Justicia, que le consideró culpable por corrupción pasiva y lavado de dinero por beneficios recibidos de una constructora.

“Hay un grupo de mafiosos en este país. Ese golpe que hicieron para intentar, liderados por la red Globo [TV], ponerme como un ladrón”, acusó el antiguo líder sindical.

También atacó al ministro, quien fue nombrado por Bolsonaro: “Si tomamos a Dallagnol —otros de los jueces que lo procesó—, Moro y otros inspectores y los metes dentro de un exprimidor, lo que sobra de ellos no es ni 10% de la honestidad que yo represento en este país”.

De sus planes a futuro, adelantó que viajará a Sao Paulo, donde espera encontrarse con su familia y sus colegas del Sindicato de los Metalúrgicos: “Mañana me encuentro en el sindicato y después, las puertas de Brasil estarán abiertas para que lo pueda recorrer”.

El exgobernante abandonó el lugar a pie, acompañado por sus abogados; su actual pareja, Rosángela da Silva, y algunos de sus principales correligionarios, y entre los vítores de los cientos de simpatizantes que llegaron hasta los alrededores de la sede policial para recibirlo. “¡Lula, libre!¡Lula, libre!”, gritaron sus seguidores. Después se entonó el himno de su país.

El juez Danilo Pereira Jr., de la Doceava Sala Criminal de Curitiba, decretó antes su libertad, con base en una decisión del Supremo Tribunal Federal, que el jueves declaró inconstitucional la prisión de una persona condenada antes de que se agoten todos los recursos en la justicia, como es el caso de Lula y de otros casi 5 mil presos.

Aunque ahora quede en libertad, sigue estando impedido de concurrir en unas elecciones, porque la ley brasileña se lo prohíbe.

México aplaude acción

El gobierno de México aplaudió la liberación. “Nos alegramos de la decisión de la justicia brasileña que determinó la libertad del expresidente Lula tras el fallo adoptado por el Tribunal Supremo de Brasil”, indicó el subsecretario del Ministerio de Exteriores para América Latina y el Caribe mexicano, Maximiliano Reyes, que acompañó su mensaje con la etiqueta: “Justicia”. Venezuela, Cuba y Argentina también celebraron la liberación del exmandatario.

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