Santiago.— Una Asamblea Constituyente para reemplazar la Constitución heredada de la dictadura de Augusto Pinochet se consolida como la gran apuesta de la oposición y grupos sociales para descomprimir la crisis en Chile, donde continuaron los saqueos, incendios y enfrentamientos tras casi un mes del estallido.

Con 22 muertos, miles de heridos y considerables daños al comercio y varios edificios patrimoniales, la crisis social arrastró al peso chileno a su menor valor tras cotizarse en 794.97 unidades por dólar. La estrepitosa caída llevó al Banco Central a anunciar la inyección de 4 mil millones de dólares, para “mitigar eventuales tensiones”.

Al cabo de una de las jornadas más violentas desde el inicio de las protestas, la noche del martes el presidente Sebastián Piñera ratificó su propuesta para cambiar la Constitución que se ha mantenido en 30 años de democracia, sin que prosperara ningún proyectó para reemplazarla. Ese día murieron otras dos personas, una en un atropello en medio de las manifestaciones y otra en un incendio tras un saqueo.

El mandatario aseguró que el cambio se haría dentro del marco de la “institucionalidad democrática”, pero no mencionó la realización de una Asamblea Constituyente. Esa opción “se aleja de la demanda popular por participación y deliberación”, dijeron en una declaración al menos 14 partidos de la oposición, entre ellos el Partido Socialista (PS).

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