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Madrid.— El líder de la derecha española, Alberto Núñez Feijóo, se presentó ayer ante el Parlamento para intentar ser investido presidente del gobierno, un ejercicio destinado al fracaso al no tener los apoyos suficientes pese a haber ganado las elecciones legislativas de julio.
De confirmarse su derrota, lo que ocurrirá salvo sorpresa mayor, será el turno del presidente del gobierno saliente, el socialista Pedro Sánchez, quien confía en tener el indispensable apoyo de los independentistas catalanes que piden a cambio una amnistía que divide a la opinión pública.
En su discurso de apertura, de una hora y 40 minutos, el conservador justificó su muy probable fracaso en las votaciones asegurando que “ni siquiera la presidencia del gobierno justifica los medios”.
“Tengo a mi alcance los votos para ser presidente del gobierno, pero no acepto pagar el precio que me piden para hacerlo”, agregó desde la tribuna del Congreso de los Diputados, omitiendo que la extrema derecha de Vox, profundamente antiindependentista, no lo apoyaría en caso de aceptar las reivindicaciones de los separatistas catalanes.
Consciente de su falta de opciones, el líder del Partido Popular (PP), quien recibió el encargo del rey Felipe VI de intentar formar un gobierno, se ha dedicado desde hace semanas a atacar las negociaciones entre su rival socialista y el partido independentista catalán de Carles Puigdemont, líder de la tentativa de secesión de Cataluña en 2017.
Instalado en Bélgica para evadir a la justicia española, Puigdemont exige una amnistía para todos los encausados por el intento de independencia a cambio del crucial apoyo de sus siete diputados.
“Lo que el independentismo plantea (...) es un ataque directo a los valores democráticos esenciales de nuestro país”, dijo Feijóo ayer en el Congreso sobre una amnistía que, de producirse, “se haría sin que haya detrás ninguna convicción profunda, tan sólo el estado de necesidad parlamentaria de una sola persona”, dijo en referencia a Sánchez, sentado en el hemiciclo.
Al final de los debates, el jefe del PP someterá el miércoles su candidatura al voto de los 350 diputados de la cámara, de los que necesitaría el respaldo de una mayoría absoluta de 176, pero Feijóo cuenta con sólo 172, gracias principalmente al apoyo de la extrema derecha de Vox, lo que a su vez le impide ganarse el respaldo de formaciones regionales reñidas con las posiciones del partido ultranacionalista.
En una segunda votación, el viernes, le bastarían más síes que noes. Pero previsiblemente también fracasará. “Señor Feijóo, todo mundo sabe que usted no tiene los apoyos para ser presidente del gobierno y que muy pronto tampoco los tendrá para seguir presidiendo su partido”, lanzó el diputado socialista Óscar Puente, encargado de replicar al líder del PP en lugar de Sánchez, a quien los diputados de la derecha tildaron de “cobarde”. Sánchez se encogió de hombros.
La probable derrota de Feijóo en la primera votación el miércoles disparará una cuenta atrás de dos meses para que se convoquen nuevas elecciones legislativas.
Durante ese lapso, Sánchez, que desafió todas las encuestas que lo daban como derrotado en las legis- lativas del 23 de julio, intentará a su vez obtener la confianza del Parlamento para mantenerse en el poder. Una tarea de alto voltaje político para Sánchez, que debe encontrar una fórmula de amnistía que satisfaga a los separatistas sin provocar una rebelión en el seno de su Partido Socialista, donde la posibilidad de esta medida ya ha provocado duras críticas, como por ejemplo del expresidente del gobierno Felipe González (1982-1996).
El presidente regional catalán, el independentista Pere Aragonès, elevó el martes el listón aún más al estimar que la amnistía no sería “suficiente” y debería ir seguida de la apertura de negociaciones sobre la organización de un referéndum de independencia. En este contexto, el PP ha intentado buscar deserciones en las filas socialistas llamando a los diputados de este partido opuestos a la amnistía a reconsiderar su posición de cara a la investidura de Feijóo. Unos llamados que irritaron a Sánchez.