El Senado brasileño aprobó por amplia mayoría la intervención militar del área de seguridad del estado de Río de Janeiro, cada vez más cuestionada por su aparente improvisación y por los riesgos que podría plantear para las garantías constitucionales, se informó ayer.

Los senadores respaldaron a últimas horas del martes por 55 votos a favor, 13 en contra y una abstención el decreto emitido el viernes pasado por el presidente Michel Temer, después de que el propio gobernador de Río admitiera que las fuerzas de seguridad bajo su autoridad se vieron desbordadas por una ola de violencia durante el carnaval.

La oposición, liderada por el Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), intentó en vano bloquear la iniciativa. El lunes, la medida había sido aprobada por la Cámara de Diputados.

La situación de la seguridad en Río está en constante degradación desde el fin de los Juegos Olímpicos de 2016. El gobierno federal envió en julio pasado 8 mil 500 militares al estado para apoyar a las fuerzas policiales, sin resultados visibles hasta ahora en flagelos como la guerra por el control del tráfico de drogas en las favelas, el robo de camiones de carga o los “arrastrones” cometidos por decenas de jóvenes contra grupos de personas en las playas o en cualquier punto de la ciudad.

En 2017, hubo 6 mil 731 homicidios dolosos (intencionales) en el Estado de Río, un balance en constante crecimiento desde 2012, cuando habían totalizado 4 mil 666, según el Instituto de Seguridad Pública (ISP), un organismo oficial.

La intervención, inédita desde el retorno de la democracia en 1985 tras 21 años de dictadura militar, retira al gobernador el control de todas las fuerzas de seguridad y las pone en manos de un general del ejército, que reportará en forma directa al presidente Temer.

“El orden público está gravemente comprometido en el Estado”, dijo el senador Eduardo Lopes, autor del informe que recomendó aprobar la intervención militar. “Cuando vemos a delincuentes asaltando un puesto callejero con un fusil nos damos cuenta de la gravedad de la situación. La población vive asustada y con miedo”, graficó el senador del Partido Republicano Brasileño (PRB). Hasta el momento, el gobierno ha dado pocos detalles acerca de la operación, que ha causado incomodidad incluso dentro del ejército, que tendrá que lidiar con el espinoso capítulo de investigar la corrupción policial.

El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva afirmó que “Temer inventó la cuestión de la seguridad” y que con la intervención en Río “él está apostando a seguir en la presidencia”. “El pueblo quiere seguridad, sí, pero el ejército no fue hecho para eso”, aseveró en declaraciones citadas por el diario Folha de Sao Paulo.

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