Bangkok.— Birmania se levantó ayer domingo de luto, un día después de la peor represión desde el golpe de Estado, aunque eso no frenó las protestas ni evitó que las fuerzas de seguridad dispararan contra una multitud que asistió al funeral de uno de los estudiantes que perdió la vida el sábado.

El aumento de la violencia, que cobró la vida de por lo menos 114 personas el sábado pasado, incluidos varios jóvenes menores de 16 años, ha provocado que un experto en derechos humanos de Naciones Unidas acusara a la junta de cometer un homicidio en masa y criticara a la comunidad internacional por no hacer lo suficiente para detenerlo.

El ataque en el funeral se registró en la ciudad de Bago. De acuerdo con medios locales, además de disparar, los soldados detuvieron a algunos asistentes.

Algunos de los funerales realizados el domingo se convirtieron en oportunidades para mostrar resistencia a la junta.

En uno realizado en Bhamo, en el estado norteño de Kachin, una gran multitud gritó frases a favor de la democracia e hizo el saludo con tres dedos que se ha convertido en un símbolo de resistencia al golpe de Estado.

Por lo menos nueve personas perdieron la vida en otras partes el domingo pasado mientras continuaba la represión de las protestas contra el golpe de Estado ocurrido el 1 de febrero de este año.

El número de muertos total desde el golpe supera los 460 en un ambiente de terror en el que los efectivos disparan y torturan a civiles desarmados a diario.

En uno de los actos más macabros de la represión, los soldados dispararon la noche del sábado noche contra un hombre de 40 años en la localidad de Aung- myaythazan, en la región de Mandalay, y lo tiraron a unas barricadas en llamas donde murió a causa del fuego, según indicaron testigos a Myanmar Now.

El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) denunció que las fuerzas de seguridad birmanas han matado al menos a 35 niños desde el golpe de Estado del pasado 1 de febrero y exigió que los responsables de estos crímenes que rindan cuentas.

“En menos de dos meses, al menos 35 niños han sido supuestamente asesinados, innumerables otros heridos de seriedad y casi mil niños y jóvenes han sido supuestamente detenidos de forma arbitraria”, señaló en un comunicado la directora Ejecutiva de la Agencia de la ONU para la Infancia, Henrietta Fore. Advirtió que estas acciones constituyen “violaciones atroces de los derechos de los niños” y los responsables deben rendir cuentas.

La junta militar ha cerrado medios y persigue a los periodistas, por lo que la cobertura de las protestas y la represión depende de reporteros que viven en la clandestinidad y testigos que graban y fotografían lo que ocurre en las calles con sus móviles.

En Estados Unidos, el presidente Joe Biden tachó de absolutamente intolerable la matanza del fin de semana en Birmania. Cuestionado si responderá con más sanciones a los líderes militares birmanos o habrá otro tipo de reacción, Biden replicó: “Estamos trabajando en ello ahora”.

El alto representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, condenó este domingo la cruel violencia perpetrada contra el pueblo birmano e instó a las autoridades militares a que cesen la tragedia tras la jornada más sangrienta desde que comenzaron las protestas contra el golpe de Estado. “Reitero la condena de la Unión Europea a la cruel violencia perpetrada contra el pueblo de Myanmar [Birmania] e insto a los líderes militares a que se aparten de este camino sin sentido. Esta tragedia debe terminar”, declaró Borrell en un comunicado de prensa.

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