Washington.— El presidente estadounidense, Joe Biden, anunció ayer un acuerdo bipartidista para invertir 1.2 billones de dólares en infraestructuras a lo largo de ocho años en el país, aunque aún no hay garantías de que reciba el visto bueno del Congreso.

“Hemos alcanzado un acuerdo”, dijo Biden en la Casa Blanca, acompañado de 10 senadores demócratas y republicanos con los que cerró unas negociaciones que han durado casi tres meses. El paquete está valorado en 1.2 billones de dólares a lo largo de ocho años, una cifra inferior a la que propuso inicialmente Biden en marzo, de 2.3 billones, y que la Casa Blanca tuvo que rebajar ante las críticas de los republicanos.

El plan incluiría nuevas inversiones en infraestructuras por valor de 579 mil millones de dólares, entre ellos 312 mil millones de dólares que irían a parar al sector de los transportes para proyectos de carreteras, puentes, ferrocarriles, autobuses eléctricos, puertos y aeropuertos, entre otros.

“Este acuerdo bipartidista representa la mayor inversión en transporte público de la historia de Estados Unidos”, aseguró después Biden durante un discurso en la Casa Blanca.

La propuesta destina, además, 266 mil millones de dólares en nuevas inversiones para “otras infraestructuras”, como el sistema de aguas, la banda ancha y la paliación del impacto de la crisis climática. El mandatario indicó que el plan permitirá “la creación de millones de puestos de trabajo” en las labores de reconstrucción de puertos, aeropuertos, puentes y carreteras.

Biden prometió que presionará para conseguir “300 mil millones de dólares más en créditos fiscales” para aquellas empresas que tomen más medidas contra la crisis climática. Biden describió el acuerdo como un “gran paso” en su “carrera con China”, al recordar que Estados Unidos tiene que “avanzar rápido” si no quiere perder competitividad con respecto a Beijing.

Los demócratas cuentan con una ajustada mayoría en el Senado, por lo que se espera que necesiten al menos a 10 senadores republicanos para sacar adelante la legislación. Aunque es factible que consigan esos votos, Biden dejó claro que no firmará una ley sobre el tema si no va de la mano de otro paquete de gasto al que se oponen los republicanos.

“Ninguno de los dos partidos obtuvo lo que quería”, destacó Biden, al asegurar que es el precio de obtener un consenso.

El coste de ese paquete de gasto que debería acompañar al plan de infraestructura podría ascender a 6 billones de dólares, según la propuesta del senador Bernie Sanders, aunque es probable que ese importe se reduzca.

Los demócratas quieren aprobar ese paquete de gasto, que abordaría algunas de las propuestas de Biden para combatir la crisis climática, ayudar al cuidado infantil y otros programas sociales, mediante un mecanismo conocido como “reconciliación”. Esa vía permite aprobar algunas medidas que tengan relación con el presupuesto con una mayoría simple de 51 votos en el Senado, justo los que tienen los demócratas.

Tanto la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, como las figuras clave del ala izquierda del partido, entre ellas Sanders, indicaron que no dejarán que el plan de infraestructuras salga adelante si no se aprueba también ese paquete de gasto más amplio.

En las filas republicanas, muchos pidieron tiempo para estudiar el acuerdo y prácticamente ninguno quiso comentar sobre los planes de los demócratas de aprobar unilateralmente un paquete de gasto y adherirlo al de infraestructura.

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