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Los embutidos son alimentos muy comunes en la dieta mexicana, por lo general son muy apreciados por su delicioso sabor y la múltiple variedad de recetas que pueden prepararse con ellos. Pero como todo alimento perecedero tienen un tiempo corto de consumo, por lo que es importante procurar conservarlos de la mejor manera y monitorear cualquier cambio en su color, olor e incluso en su sabor. Y es que una vez que son sacados del empaque, tienden a descomponerse más rápido y ponerse pegajosos.
La rápida descomposición de los embutidos se debe a que por lo general están preparados con carnes de cerdo, ave, res, condimentos y en algunos casos vísceras o piel que son molidos junto con otros conservadores.
La viscosidad o textura pegajosa es una de las primeras señales que indican que el alimento está por echarse a perder. Pero, ¿qué tan correcto es consumirlos cuando se encuentran en ese estado? Aquí todo lo que debes saber.
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Embutidos pegajosos
Hace unos días compraste un poco de jamón para consumir en casa y decidiste refrigerarlo para conservarlo. Un par de días después recuerdas que lo tenías guardado y lo buscas para prepararte un rico sándwich con él, pero al sacarlo te das cuenta de que está baboso y pegajoso. ¿Deberías comerlo o tirarlo? Te ayudamos a resolver esta duda.
Según un artículo del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) es muy común que los embutidos, a pesar de estar en el refrigerador por algunos días, se pongan pegajosos, una de las primeras señales de que han comenzado a proliferar bacterias ácido lácticas en el alimento, debido a los carbohidratos y la humedad del mismo.
Pese a que las bacterias presentes en esta sustancia viscosa son benignas, lo mejor es no consumir el embutido en este estado, pues además de que te sabrá más ácido, la CIAD refiere que sí puede tener efectos negativos en tu salud.
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Otras señales de descomposición de los embutidos
Consumir embutidos en mal estado puede terminar en un episodio de intoxicación no muy agradable para ti, así que es importante que siempre los revises para saber si hay algo malo en ellos. Algunas señales claras de descomposición que puedes monitorear son:
- Cambio de color. Presta atención a la aparición de manchas verdes, moradas y negras en el embutido, y si notas algún cambio, es mejor que lo deseches.
- Mal olor. Esta es una de las señales más claras de descomposición en un alimento. Si el embutido huele a podrido o a vinagre, tendrás que decirle adiós.
- Aparición de moho. Una de las señales más obvias de que el embutido ya no sirve es que empiece a aparecer moho en su superficie.
Ahora que ya lo sabes, recuerda conservar tus embutidos almacenados correctamente en el refrigerador y siempre es mejor comprar únicamente la cantidad que se consumirás de inmediato para evitar tenerlos guardados por mucho tiempo.
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