La raíz de jengibre es un alimento versátil que no solo agrega sabor a las comidas, sino que también ofrece una serie de beneficios para la salud, gracias a uno de sus compuestos bioactivos más importantes: el gingerol. Este compuesto, presente en el jengibre fresco, es conocido por sus efectos antiinflamatorios, antioxidantes y por su capacidad para reducir las náuseas.
El gingerol es responsable del sabor picante característico del jengibre fresco y se convierte en zingerona cuando se cocina. A pesar de este cambio químico, el jengibre cocido conserva algunas propiedades beneficiosas, aunque en menor medida que el jengibre fresco. Esta transformación química permite que el jengibre se utilice de diversas formas en la cocina, ofreciendo diferentes sabores y beneficios según su preparación y consumo.
Según detalla un artículo publicado en la Biblioteca Nacional de Medicina (NLM, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos. entre los beneficios que aporta el consumo de gingerol se encuentran sus propiedades antiinflamatorias, antioxidantes, digestivas y analgésicas. Además, se ha demostrado que el jengibre puede reducir las náuseas, proteger contra enfermedades cardiovasculares y tener efectos anticancerígenos.
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Para potenciar al máximo los efectos del gingerol, se pueden seguir algunas estrategias en la preparación y combinación con otros alimentos. Consumir jengibre fresco garantiza una mayor concentración de gingerol en comparación con el jengibre seco o en polvo. Además, combinar el jengibre con pimienta negra puede mejorar su absorción, gracias a la piperina presente en la pimienta.
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Agregar jengibre a comidas calientes o combinarlo con grasas saludables también puede aumentar la absorción del gingerol. Preparar té o infusiones de jengibre fresco es otra forma efectiva de consumir este compuesto bioactivo. Integrar el jengibre de manera constante en la dieta, ya sea en alimentos, bebidas o como suplemento, puede maximizar sus beneficios para la salud.