Casos de corrupción, tragedias y transformaciones han imperado en los políticos estatales en los últimos 10 años. Varios gobernadores de la llamada nueva generación del PRI se vieron envueltos en desvío de recursos que, a la postre, le costó a su partido perder espacios, en Veracruz, Quintana Roo, Tabasco y Chihuahua, que eran sus bastiones. También destaca la elección del primer gobernador independiente que ganó sin apoyo de un partido político.