En días recientes, el Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNET) llevó a cabo una nueva edición de su Congreso Nacional; en esta ocasión, el foro fue definido como una etapa relevante en la preparación de lo que será el documento con las propuestas que en su momento este organismo cúpula del sector empresarial turístico habrá de proponer a los candidatos y candidatos que participen en la contienda electoral del próximo año.
Seguridad, promoción, conectividad, financiamiento, digitalización fueron solo algunos de los temas abordados en un evento que contó con las intervenciones del secretario de Turismo, dos gobernadores (Quintana Roo y Yucatán), tres presidentes o directores generales de bancos, varios ponentes internacionales y un importante número de empresarios turísticos de primer nivel. La riqueza de las participaciones merece un análisis en profundidad; sin embargo, es posible reconocer a primera vista algunas contribuciones fundamentales. Dentro de ellas, me parece que destacan la seguridad como variable crítica con los millones de eventos criminales que ocurren en el país (mencionado así por Guillermo Valdés, exdirector del Cisen), y que, desafortunadamente, parecieran ser parte de la normalidad, en contraste con algunos casos (garbanzos de a libra) que fueron presentados y que suponen evidencias de que el tema puede ser enfrentado de manera más o menos exitosa (Yucatán, Tampico y Los Cabos).
De igual forma, fueron muy bien recibidos y se deben destacar dos posicionamientos de Mara Lezama, gobernadora de Quintana Roo. El primero, en el que coincidió con la necesidad de invertir en promoción turística (a contracorriente de lo que se ha escuchado en los años recientes) y, el segundo, con un poderoso concepto sobre la sostenibilidad en las dimensiones social y económica, al que define como la prosperidad compartida en la que turismo se puede ver muy bien reflejado.
Por otro lado, Braulio Arsuaga, presidente del CNET, presentó una primera versión de los planteamientos empresariales de cara al adelantado proceso electoral que vivimos, y parte de la necesidad de contar con tres condiciones para impulsar el desarrollo turístico: seguridad jurídica, seguridad económica y seguridad física. A partir de ello, se detallan 10 puntos que incluyen el restablecimiento del diálogo con el sector productivo, la reactivación de la promoción turística del país, el desarrollo de un programa para la transformación digital del sector y la desmilitarización de la actividad turística.
De igual forma, se pide una estrategia nacional de sostenibilidad turística, la redefinición del marco regulatorio de las empresas turísticas, el fortalecimiento de la conectividad y la infraestructura, un programa integral de apoyo a las Mypymes turísticas y el replanteamiento del papel de las autoridades federales de cara al turismo.
Finalmente, y por evidentes razones, también se hace un llamado a instrumentar un programa emergente para la reconstrucción y modernización de Acapulco.
Es necesario insistir que esta es una primera versión y que, justamente, la revisión de lo sucedido en el congreso permitirá llevar a cabo una iteración en búsqueda de un programa de consenso que cuente con el respaldo de la clase empresarial de este importante sector de la vida nacional.
Es cierto que sería ingenuo pensar que este esfuerzo se materializará en lo automático, como parte de un programa de gobierno. No obstante, sí parece un buen saque para poner al turismo en las campañas políticas y, sobre todo, para convocar a un debate abierto sobre el futuro del sector.
¿Cómo puede avanzarse en esta tarea? Pues, en mi opinión, esto tiene que ver con comunicar de una manera más eficaz la relevancia que tiene el turismo no sólo para generar empleos y atraer divisas o impulsar el desarrollo regional, sino por las extraordinarias aportaciones que realiza en el terreno del combate a la pobreza y la mejora de oportunidades para millones de familias en nuestro país.
Ya veremos cómo evolucionan las cosas…
X: @fcomadrid
