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Si el pleno del Senado de la República decide reelegir a Rosario Piedra Ibarra como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) será reflejo de que el proceso para designar al ombudsman fue un show, asegura Tania Ramírez, directora de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), quien llama a la Cámara Alta a elegir a los tres mejores perfiles para dirigir el organismo.
“Si se concreta [la reelección de Piedra Ibarra] vamos a tener elementos para sospecharlo. Se pudo simplemente haber operado la reelección. Sin embargo, se abrió el proceso y se estableció un procedimiento con las reglas del juego que quieren romperse”, subrayó
Hace unos días, el Senado dio a conocer una lista con los puntajes de los 45 aspirantes a dirigir la comisión. En ésta ocupan los tres primeros lugares la actual presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, Nashieli Ramírez, con 15 puntos; Tania Ramírez, con 12, y Paulina Hernández Diz, integrante de la Unidad Para la Igualdad de la Universidad de Guadalajara, con 11.
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Sin embargo, en el dictamen de las Comisiones Unidas de Derechos Humanos y Justicia de la Cámara Alta, Tania Ramírez fue excluida y en su lugar apareció Piedra Ibarra, quien obtuvo sólo un punto por parte de los legisladores de Morena, PT y Verde Ecologista.
Durante la presentación del dictamen final, la senadora morenista Celeste Ascencio, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos, argumentó que para el nombramiento de la terna se habían tomado en cuenta las cartas y firmas de apoyo de distintas organizaciones.
La directora de Redim comentó a EL UNIVERSAL que a raíz de lo señalado por Raúl Vera, obispo emérito de Saltillo, sobre la carta falsificada en la que daba su respaldo a Piedra Ibarra, sería conveniente revisar si son genuinas las demás cartas de apoyo que presentó Piedra Ibarra: “Valdría la pena que alguien se tome el tiempo para hacerlo, porque si ya salió un ejemplo así, ¿qué certeza existe de que no haya otras cartas apócrifas? Y, ojo, esto también podría poner en riesgo una candidatura. Una declara bajo protesta de decir verdad que lo que está colocando ahí es verdadero y está fundado. Más allá del descrédito público que ya se hizo, habría que analizar incluso qué implicaciones tiene”, precisó.
Expresó que es momento de que el Senado corrija y destierre viejos vicios para respetar el proceso que definieron y las calificaciones de los senadores para seleccionar a los perfiles más idóneos que garanticen la defensa de los derechos. “No debe insistir en un proceso incorrecto con la intención de colocar a la persona menos calificada por razones políticas. Están de por medio las víctimas”, enfatizó.
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Destacó que la CNDH no puede seguir acompañando con tibieza las acciones de gobierno.
“Tenemos que reconstruir la noción de país en la cual una CNDH sirva para defender a las víctimas, sirva para ponerle límites al uso del poder, y esto no es negativo. Es decir, se tiene que dejar de leer esa posibilidad, que no se vea a la CNDH como un obstáculo o un problema para el gobierno”, resaltó.
Añadió que la CNDH debe ser considerada como un apoyo que ayuda a los gobiernos a mejorar su trabajo: “Esto no quiere decir que se extingan ni el Ejército ni la Guardia Nacional, quiere decir simplemente el respeto a los derechos humanos, poner freno al abuso del poder en un México tan polarizado, con una crisis tan crispada en muchos aspectos, y no deberíamos de resignarnos a esto”, consideró.