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El presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Luis Raúl González Pérez, espera que la reforma que Morena impulsa para transformar el organismo en la Defensoría del Pueblo no sea una revancha personal contra él.

“No se trata de personas, sino de instituciones. A uno se le pueden quitar los moretones mañana, pero a las víctimas se les puede quedar de manera permanente”, dijo.

La mejor defensa de los derechos humanos, comentó, no está en el nombre de un organismo, sino “en las atribuciones, la esencia, en que tenga independencia, autonomía y libertad para pronunciarse con base sólo en la verdad que se desprenda del expediente”, como decía el fundador de la CNDH, Jorge Carpizo.

González Pérez remarcó: “La eficacia de una institución de derechos humanos no está en su nombre. La Defensoría del Pueblo de España funciona, mientras que otras en Latinoamérica, no”.

La CNDH, señaló, es objeto de evaluaciones cada cinco años por parte de un comité de pares que examina se cumplan los principios de Venecia, uno de los cuales es que los Estados fortalezcan a las instituciones defensoras de derechos humanos.

La Comisión Europea, recordó el funcionario, aprobó esos principios de seguimiento a las comisiones defensoras de derechos humanos, y por Latinoamérica, él fue el único invitado a los trabajos de expertos.

Sobre si el proyecto de reforma pudiera ser un intento de desmantelar a la comisión, respondió: “El exhorto que hago al Poder Legislativo es que busque fortalecer la institución, no deteriorarla”.

Al respecto de que el presidente Andrés Manuel López Obrador no ha aceptado recomendaciones de la CNDH, como en el caso de las estancias infantiles, González Pérez mencionó que a lo largo de 30 años, la institución se ha basado en las evidencias del expediente y se pronuncia de manera objetiva, respetuosa, pero muy firme.

“La comisión no está a favor de ninguna ideología ni de ningún partido, [ya que] los derechos humanos no tienen partido político”.

Advirtió que cuando se desestiman los requerimientos del organismo se afecta más a las víctimas.

En el caso de las estancias infantiles la recomendación que emitió la CNDH indica textualmente: “[Se debe] generar un mecanismo que permita alcanzar los estándares en derechos humanos para la protección de la niñez”.

Dicho documento contiene una oportunidad de asumir “con creatividad un mejor mecanismo para el superior interés de la niñez y el derecho al empleo de las madres”.

De la función esencial del organismo a lo largo de tres décadas, González Pérez dijo: “La mejor forma en que uno puede ayudar a los gobiernos es observar que la carretera por la que van es distinta a la de la CNDH, pero vamos al mismo fin, que es la dignidad de las personas. Si vemos un socavón, hay qué decirles: ‘Tápenlo’, pero que no haya más violaciones”.

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