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En México, 96% de los casos de suicidio se atribuyen a una enfermedad mental; sin embargo, sólo 2% del presupuesto de Salud se asigna a este tipo de afecciones, por lo que especialistas coinciden en que existe un déficit de siquiatras y aún se estigmatiza a los pacientes como “locos”.

Ayer se conmemoró el Día Mundial para la Prevención del Suicidio y, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2017 se reportaron 6 mil 559 suicidios. La tendencia es mayor en los hombres, con 8.7 por cada 100 mil, mientras que para ellas es de 1.9 por cada 100 mil mujeres.

A nivel mundial, cada 40 segundos una persona se suicida, indicó Tedros Adhamon Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

“Cada muerte es una tragedia para la familia, amigos y colegas. Ahora bien, los suicidios pueden prevenirse. Hacemos un llamado a todos los países para que incorporen de forma sostenida en sus programas nacionales de salud y formación, estrategias de eficacia probada para la prevención”, dijo.

Francisco Ángel Nente Chávez, coordinador médico del Centro Comunitario de Salud Mental de Iztapalapa (Cecosam), coincidió en que el suicidio es prevenible si los signos de alarma se detectan a tiempo, por ello es necesario que tanto el paciente como los familiares y los profesionales de la salud del primer nivel de atención los identifiquen, a fin de canalizar al paciente al servicio médico especializado, señaló.

“Las redes sociales, la escuela, Iglesia y familia son clave para brindar ayuda a los pacientes, es decir, que además del personal de salud, es importante que estos sectores también participen en actividades preventivas”, resaltó.

Mencionó que entre los factores de riesgo para cometer suicidio se encuentran los problemas familiares como maltrato, abandono, desintegración familiar, pobreza, uso de sustancias como alcohol o drogas ilícitas, ansiedad, depresión, autolesiones y los antecedentes familiares de suicidio.

“Los principales signos de una intención suicida son cambios en patrones de conducta, bajo rendimiento escolar, dejar de socializar, inexpresividad, cambio de apariencia o vestimenta, así como expresiones de ideas suicidas”, apuntó el especialista.

Jeremy Bernardo Cruz Islas, miembro de la Asociación Psicoanalítica Mexicana, adscrito al Programa de Salud Mental en la Clínica Especializada Condesa, lamentó que el país cuente con 4 mil 600 siquiatras a nivel nacional, cuando se requiere un mínimo de 12 mil.

“Lo preocupante es que de los 4 mil 600 siquiatras, sólo mil 400 trabajan en el servicio público; 60% se encuentran en la Ciudad de México, Estado de México, Jalisco y Nuevo León”.

En 2003, la Organización Mundial de la Salud (OMS) instauró el 10 de septiembre como el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, con el fin de crear conciencia sobre este problema; sin embargo, el fenómeno ha aumentado.

Cifras del Inegi indican que de las 32 entidades federativas, Chihuahua y Yucatán duplicaron su tasa nacional de suicidios, con 11 y 10 casos por cada 100 mil habitantes, respectivamente.

A nivel nacional, 76% de los suicidios ocurren en viviendas particulares y el método empleado más usado es el ahorcamiento, estrangulamiento o sofocación, por lo menos ocho de cada 10 suicidios (80%) se dan de esta forma. En los hombres, el segundo método de quitarse la vida es el disparo con arma y en mujeres el envenenamiento por sustancias nocivas.

Silvia Ortiz León, jefa del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la UNAM ,explicó que los jóvenes son más propensos a suicidarse debido a factores sociales, culturales, biológicos, sicológicos y también por la vulnerabilidad que este sector tiene en esa etapa de la vida.

“Si nosotros vemos que los jóvenes tienen antecedentes de violencia, carencias, pobreza, disfuncionalidad familiar, falta de acceso en áreas donde ellos puedan desarrollarse, por ejemplo, espacios para hacer deporte o culturales, ya estamos viendo que hay un antecedente en la infancia, porque estamos hablando de suicidio que tiene que ver con la salud mental, en este caso, específicamente los trastornos afectivos”, expuso.

Para evitar el estigma de las personas afectadas por enfermedades mentales, Enrique Chávez, presidente de la Asociación Psiquiátrica Mexicana (APM), aseguró que es necesario difundir información sobre los trastornos mentales.

“Suele pensarse que las personas con un padecimiento mental son violentas, incluso, más de la mitad de la población piensa que las enfermedades mentales no existen, pero en México una de cada cinco personas viven con un trastorno mental, hay que difundir información y lograr que la gente busque ayuda de manera temprana y así reducir la incidencia”, subrayó.

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