Nueva York.—Angustiados residentes de la ciudad estadounidense de Buffalo celebraron vigilias el domingo después de que un joven blanco, al que las autoridades calificaron de “pura maldad”, mató a 10 personas en una tienda de comestibles en un ataque de motivación racial.

En homenaje, este lunes izarán a media asta banderas en edificios públicos de Nueva York.

“La violencia que presenciamos a manos de este supremacista blanco es repugnante, inaceptable y debe detenerse”, dijo la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, en un breve comunicado, en el que agregó que las banderas permanecerán izadas a media asta hasta que los fallecidos sean enterrados.

El presidente Joe Biden, al hablar en Washington en un acto en honor a los policías caídos, condenó el extremismo racista y pidió “trabajar juntos para hacer frente al odio que sigue siendo una mancha en el alma de Estados Unidos”.

Viajó 322 km para atacar

El comisario de policía de Búfalo, estado de Nueva York, Joseph Gramaglia, dijo que el sospechoso, de 18 años, hizo un “reconocimiento” de la zona predominantemente negra y condujo desde su ciudad, Conklin, a 322 kilómetros de distancia.

El atacante, Payton Gendron, llevaba un chaleco antibalas y empuñaba un fusil tipo AR-15, mató a 10 personas e hirió a tres —casi todas afroamericanas— y luego amenazó con suicidarse. La policía lo disuadió y lo detuvo. Está previsto que comparezca ante un juez el próximo martes y se declaró no culpable.

“Las pruebas descubiertas no dejan dudas de que se trata de un crimen de odio absolutamente racista”, dijo Gramaglia.

De acuerdo con Gramaglia, Gendron hizo una “amenaza generalizada”, en junio del año pasado, cuando estaba en secundaria, por la cual sus profesores informaron a la policía.

El comisario se limitó a apuntar que la policía investigó lo ocurrido, mantuvo una entrevista con él y lo trasladó a una institución mental para evaluarlo.

De acuerdo con un agente cercano a la investigación, citado por The Wall Street Journal, el acusado escribió que quería cometer un tiroteo y fue dado de alta de la institución mental día y medio después de ingresar.

Condenan disponibilidad de armas

Ayer, desde temprano, residentes convergieron conmovidos ante la tienda, mientras la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, y la fiscal del estado, Letitia James, hablaban en una iglesia baptista de la ciudad.

Enojados y afligidos, los oradores denunciaron la última erupción de violencia racista y la fácil disponibilidad de poderosas armas, algo común en todo Estados Unidos.

Hochul describió el crimen como una “ejecución de estilo militar”. Dijo que los mensajes racistas se están “extendiendo como un incendio forestal”, especialmente en internet.

Esta matanza evocó otros ataques racistas, como el perpetrado por un joven blanco en una iglesia de Carolina del Sur en 2015 que mató a nueve fieles o el de un hombre blanco en Texas que se cobró 23 vidas, la mayoría latinas, en Texas en 2019.

La fiscal James, quien es afroamericana, describió la matanza como “terrorismo doméstico, lisa y llanamente”.

Registran otro ataque en California

La violencia no paró este domingo: una persona murió y otras cuatro resultaron heridas de gravedad en un tiroteo en una iglesia del sur de California, indicaron las autoridades.

Los agentes detuvieron a una persona de origen asiático y recuperaron un arma tras la balacera en la iglesia presbiteriana Ginebra de Laguna Woods, señaló en Twitter el departamento policial del condado de Orange.

“Nadie debería tener miedo de ir a su lugar de culto. Nuestros pensamientos están con las víctimas”, tuiteó la oficina del gobernador, Gavin Newsom.

Otro tiroteo se registró en un mercado de pulgas en Houston, que se saldó con dos muertos y tres lesionados, tras un altercado. En total, fueron cuatro tiroteos el fin de semana.

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