Ciudad del Vaticano.— Obispos, cardenales y un Pontífice restaron importancia o descartaron informes de que el excardenal Theodore McCarrick tenía sexo con seminaristas. Sin embargo, el Vaticano rechazó que haya encubierto los abusos del jerarca y se limitó a admitir que se cometieron “errores”.

En un informe de 450 páginas, elaborado a pedido del papa Francisco, el Vaticano excluye que existiera una conspiración del silencio para proteger al influyente cardenal, aunque reconoce una cadena de errores tanto en el Vaticano como en Estados Unidos que favorecieron su espectacular carrera eclesiástica.

Un resumen del informe del Vaticano atribuye la máxima culpa a un santo de la Iglesia católica: el difunto papa Juan Pablo II, quien designó a McCarrick arzobispo de Washington en 2000, a pesar de haber ordenado una investigación que confirmó que tenía sexo con seminaristas.

El resumen dice que Juan Pablo creyó en la refutación manuscrita que McCarrick presentó como última defensa. Durante medio siglo, el religioso fue encubierto por otros obispos de su país, que ofrecían “informaciones inexactas y a veces incompletas sobre la conducta sexual de McCarrick con jóvenes adultos”.

Ninguna víctima llegó a presentar denuncia formal. El Vaticano afirma que no fue sino hasta 2017, con la acusación de un hombre contra el prelado por haber abusado sexualmente de él, que tuvo documentación para poder actuar. Tras la primera denuncia y ante los “indicios graves” revelados en la investigación, el papa Francisco retiró a monseñor McCarrick el título de cardenal y luego del sacerdocio.

El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, dijo que todo proceso de toma de decisiones “no está libre de errores” y que hubo “omisiones” graves de los involucrados.

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