Washington.— El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, mantuvo ayer una conversación telefónica con el mandatario ruso, Vladimir Putin, para felicitarlo por su victoria electoral del fin de semana y plantear la posibilidad de una reunión, lo que le trajo fuertes críticas.

Durante la conversación, Trump optó por omitir temas como la injerencia de Moscú en las elecciones estadounidenses de 2016 o el envenenamiento en suelo británico del ex agente ruso Serguei Skripal y su hija, atribuido por Londres a “la Rusia de Putin”, de acuerdo con información difundida por el Kremlin.

La Casa Blanca, por su parte, afirmó que ambos mandatarios “se concentraron en los temas de interés común”, según dijo la vocera Sarah Sanders. No estuvo tampoco en la conversación la denuncia de irregularidades en los comicios rusos formulada por la oposición a Putin y ONGs.

“Lo felicité por su victoria electoral”, contó Trump en la Oficina Oval. “La llamada también tuvo que ver con que probablemente nos reuniremos en un futuro no muy distante”, dijo y mencionó entre los temas a discutir, la carrera armamentista, Ucrania, Siria e incluso Corea del Norte.

Al respecto, el diario The Washing-ton Post publicó ayer que los consejeros del magnate le recomendaron “no felicitar” al presidente ruso, mensaje que obviamente fue ignorado.

“Un presidente estadounidense no puede dirigir el mundo libre y a la vez felicitar a dictadores que triunfan en elecciones amañadas”, protestó el republicano John McCain, jefe de la comisión de Servicios Armados del Senado, en un comunicado.

En respuesta, la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert, defendió la decisión del presidente y dijo que como “potencias nucleares” ambos países han de mantener sus relaciones.

“La realidad es que somos dos potencias nucleares y por eso debemos mantener la capacidad de poder coger el teléfono [para hablar directamente]”, sostuvo Nauert durante una rueda de prensa en Washington.

En plena polémica por el envenenamiento del ex espía ruso Serguei Skripal, que suscitó un clima propio de la Guerra Fría, los dirigentes occidentales tardaron más de lo habitual en felicitar al presidente ruso, que el domingo fue reelecto para un cuarto mandato con 76,7% de los votos.

Las relaciones —ya malas— entre Washington y Moscú, empeoraron en los últimos meses por acusaciones de injerencia rusa en la elección presidencial estadounidense de noviembre de 2016. Esas acusaciones llevaron a la inculpación de ciudadanos rusos por la justicia estadounidense, seguida, la semana pasada, de sanciones económicas.

El último encuentro entre Trump y Putin tuvo lugar en noviembre pasado en Vietnam. En esa ocasión, el estadounidense dijo haberle creído a su par ruso cuando éste negó toda injerencia de su gobierno en el proceso electoral que condujo a la victoria del republicano.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, fue duramente objetado ayer en Gran Bretaña por haber dirigido a Putin un mensaje de felicitaciones sin hacer mención del caso Skripal.

Putin recibió cálidos mensajes de sus aliados, como China, India, Venezuela y Siria, apenas se confirmó su victoria electoral. Ayer se sumó a la lista Corea del Norte.

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