El presidente ruso, , dejó hoy en claro que siempre considerará a Ucrania como parte de Rusia. “La Ucrania moderna es obra de Rusia”, dijo en su mensaje dedicado a cuestionar todo lo que es el Estado ucraniano, al que calificó de corrupto, una “colonia de Estados Unidos” encabezada por “marionetas”.

Su decisión de reconocer la independencia declarada por los territorios separatistas ucranianos de Donetsk y Lugansk, y de ordenar a las fuerzas que “mantengan la paz” en la zona, marca, a decir de expertos, el principio de su operación contra Ucrania. Y temen que será avasalladora.

La ofensiva, advierten Michael Kofman y Jeffrey Edmonds en un artículo para la revista Foreign Affairs, “no se parecería a las limitadas ofensivas que Rusia montó en Ucrania en 2014 y 2015. Esas operaciones dieron lugar a la toma de Crimea por parte de Rusia, establecieron los territorios separatistas y obligaron a Kiev a aceptar un alto el fuego. Pero nunca fueron suficientes para dar a Rusia influencia sobre la política ucraniana y la política exterior... Esta vez, si Rusia invade, no se pondrá limitantes”.

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Ahora, consideran en el artículo Rusia, conmoción y pavor, el gobierno ruso usará “el grueso de sus recursos militares —fuerzas terrestres, poder áereo, helicópteros de ataque, misiles poderosos y su fuerza naval, en un conflicto abierto, violento”. Temen que se extienda a buena parte de Ucrania, “no sólo el este”, y que busque hacerse del control de la capital para instalar una administración prorrusa.

David Leonhardt, en The New York Times, coincide. En el artículo Por qué Ucrania es diferente, explica que la operación involucrará “a uno de los ejércitos más grandes del mundo lanzando una invasión terrestre no provocada en un país vecino. El objetivo aparente sería una expansión del dominio regional, ya sea mediante la anexión o el establecimiento de un gobierno títere”.

En su discurso, Putin dijo que la responsabilidad por lo que ocurre no es suya, sino de Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que está usando Ucrania como “escenario de guerra”. Pero a decir de expertos y políticos, es el presidente ruso quien está decidido a atacar Ucrania, por varias razones: por considerarla parte de su esfera de influencia, una parte que, según explicó hoy, le fue “robada”.

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“Le dimos a estas repúblicas el derecho a salir de la Unión [Soviética] sin términos ni condiciones. Eso fue una locura”, dijo, evidenciando su nostalgia por el poderío de la URSS.

Afirmó que hizo lo posible porque el problema se resuelva de la vía diplomática y que la responsabilidad es de Occidente por no responder a sus demandas de seguridad. Sin embargo, la OTAN y Occidente defienden el derecho de los países de forjar las alianzas que decidan. “Esencialmente, quiere que la OTAN nunca admita nuevos miembros y que retire sus fuerzas de cualquier país que Rusia amenace”, advirtió The Economist.

El temor es que la invasión salga de toda proporción vista. “Estamos al borde de un conflicto catastrófico”, dijo Anne Applebaum en un artículo en The Atlantic, donde criticó la “fallida diplomacia de Occidente” con Rusia.

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