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Ronald Douglas Johnson, el exagente de la CIA a quien Donald Trump nominó como embajador de Estados Unidos en México, ha trabajado muy de cerca con el magnate, quien lo nombró embajador en El Salvador durante su primera administración (2017-2021), con una misión clara: frenar la influencia china en el país centroamericano.
Un viaje del presidente Nayib Bukele a Beijing, en diciembre de 2019, encendió las alertas en Estados Unidos. La entonces embajadora saliente estadounidense, Jean Manes, dejó en claro su enojo y rechazo.
Desde el momento en que pisó El Salvador, Johnson dejó en clara su agenda. “Lo único que China encuentra que les interesa aquí en El Salvador es que es una forma de provocar a Estados Unidos y volverse irritante”, dijo a periodistas.
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Bukele se alineó con esa agenda, y con las prioridades migratorias de Trump, anunciando incluso una patrulla fronteriza para frenar el flujo de migrantes.
A cambio, Johnson se volvió un incondicional, dicen los medios salvadoreños, del mandatario.
Johnson volteó la mirada frente a la cuestionada estrategia de seguridad de Bukele, denunciada por violaciones a los derechos humanos.
Cuando Bukele envió a las tropas a la Asamblea Nacional, el 9 de febrero de 2020, para, denunciando un supuesto bloqueo a su agenda y para forzar la aprobación de un crédito internacional destinado a financiar el plan de Bukele contra el crimen, Johnson guardó silencio y se limitó a pedir diálogo.
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Ese mismo año, luego de que el Departamento estadounidense de Estado criticara el debilitamiento de las instituciones en el país por parte del gobierno de Bukele, Johnson optó por destacar los avances “muy importantes “en materia de seguridad y de reducción de homicidios. “Y también hemos visto la cooperación no sólo en seguridad, sino también en el área de migración ilegal y en otras áreas que nos parecen exitosas”, dijo. “Pienso que es injusto que se empiecen ver los desafíos en medio de una pandemia”, alegó, aludiendo a la pandemia de Covid-19.
El año pasado, Johnson también restó importancia a las críticas sobre el debilitamiento de la institucionalidad en el país que había hecho el Departamento de Estado de Estados Unidos y señaló que era injusto enfocarse en los desafíos en medio de una pandemia.
El día que Bukele encabezó una conferencia de prensa para anunciar una investigación al periódico independiente El Faro por lavado de dinero, a su lado se encontraba el embajador Johnson.
Cuestionado sobre las publicaciones de El Faro aludiendo a componendas entre altos funcionarios del gobierno y los líderes de la Mara Salvatrucha, Johnson dijo que “lo importante es reducir los homicidios”.
Cenas decembrinas con langostas, conferencias, programas de radio: Johnson se convirtió en la sombra de Bukele y, de acuerdo con funcionarios salvadoreños, la alianza continúa hasta ahora.
desa/mgm
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