Madrid.— Ante un Parlamento crispado y fuertemente dividido, Pedro Sánchez logró renovar in extremis su mandato.

En una sesión marcada por la incertidumbre, Sánchez cosechó un resultado más que ajustado para validar su investidura, con 167 votos a favor, 165 en contra, y 18 abstenciones, luego de tres días de acalorado debate en el que abundaron los insultos y las descalificaciones; sobre todo, por parte de la derecha española que arremetió contra el dirigente socialista por pretender armar una coalición de gobierno con la izquierda radical de Unidas Podemos (UP) y aceptar el apoyo del principal partido independentista de Cataluña, a cambio de negociar una solución política para esta región.

Con el bloque de la derecha (Partido Popular, Ciudadanos y Vox) y varios grupos regionalistas cerrando filas en su contra, la abstención de los separatistas catalanes de Esquerra Republicana fue determinante para que Sánchez pudiera alcanzar en segunda vuelta la mayoría simple que le permitirá continuar en el poder, luego de que el pasado domingo fracasara en su intento de conseguir la mayoría absoluta.

El candidato del Partido Socialista Obrero Español ganó las elecciones de noviembre sin obtener la mayoría suficiente, por lo que se vio obligado a pactar para romper el bloqueo político que se prolongó casi nueve meses. El gobierno de coalición estará encabezado por Sánchez y contará con cinco ministros de la izquierda alternativa, aunque en carteras de escasa relevancia, incluido Pablo Iglesias que ocupará una de las tres vicepresidencias.

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