Ciudad del Vaticano.— El papa Francisco dedicó su tradicional mensaje de Navidad a “la fraternidad” entre los pueblos, deseando que impere la concordia en Venezuela y Nicaragua, que los refugiados sirios retornen a su país y que se ponga fin a la guerra y el hambre en Yemen.

Desde el balcón de la basílica de San Pedro, durante su tradicional mensaje navideño seguido de la bendición Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo) y en lo que parecía ser una referencia al clima político alterado en varios países, Francisco pidió “la fraternidad entre personas con ideas diferentes, pero capaces de respetarse y escucharse mutuamente”.

El Papa aludió a la polarización sobre la migración, diciendo que Dios quería “amor, aceptación, respeto por esta pobre humanidad nuestra, que todos compartimos en una gran variedad de razas, idiomas y culturas”.

“Nuestras diferencias, entonces, no son un detrimento o un peligro; son una fuente de riqueza”, dijo.

El Papa también tuvo palabras para la difícil situación que atraviesan Venezuela y Nicaragua.

“Que este tiempo de bendición le permita a Venezuela encontrar de nuevo la concordia y que todos los miembros de la sociedad [venezolana] trabajen fraternalmente por el desarrollo del país, ayudando a los sectores más débiles de la población”, dijo Francisco.

También deseó en que “los habitantes de la querida Nicaragua se redescubran hermanos para que no prevalezcan las divisiones y las discordias, sino que todos se esfuercen por favorecer la reconciliación y por construir juntos el futuro del país”.

En su tradicional repaso general a los conflictos del planeta, el soberano pontífice llamó a la comunidad internacional a “esforzarse firmemente” para que los refugiados sirios “puedan vivir en paz en su país”.

“Que la comunidad internacional se esfuerce firmemente por hallar una solución política (...) para que el pueblo sirio, especialmente quienes tuvieron que dejar las propias tierras y buscar refugio en otro lugar, pueda vivir en paz en su patria”, declaró el Papa ante unas 50 mil personas, según la gendarmería del Vaticano, congregadas en la plaza de San Pedro en este soleado día de Navidad para escuchar su mensaje.

Sobre el conflicto armado en Yemen, el Pontífice dijo: “Pienso en Yemen, con la esperanza de que la tregua alcanzada (...) pueda aliviar finalmente a tantos niños y a las poblaciones, exhaustos por la guerra y el mundo”.

El Papa no olvidó la Tierra Santa, apelando de nuevo al “diálogo” e hizo votos para que la Navidad “haga posible que israelíes y palestinos retomen el diálogo y emprendan un camino de paz que pongan fin a un conflicto” que dura más de 70años.

También expresó su cercanía con las comunidades cristianas de Ucrania, en un momento de fuertes tensiones religiosas con Rusia.

“Sólo con la paz (...), el país puede recuperarse de los sufrimientos padecidos (...). Me siento cercano a las comunidades cristianas de esa región y pido que se puedan tejer relaciones de fraternidad y amistad”, dijo.En tanto, la seguridad fue reforzada en el Vaticano con vehículos militares, detectores de metales y revisiones de bolsos.

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