Ciudad del Vaticano.— El papa Francisco pidió ayer a los feligreses que oren por la cumbre sobre abusos sexuales cometidos por sacerdotes, que tendrá lugar esta semana en el Vaticano, y señaló que se trata de un “desafío urgente de nuestra época”.

El Pontífice convocó a los obispos a Roma para elaborar una hoja de ruta hacia adelante tras décadas de abusos cometidos por sacerdotes y prelados, quienes tuvieron la protección de sus superiores. Los escándalos han erosionado la confianza de los católicos en el Vaticano y los obispos.

Francisco aseguró ayer a los peregrinos y otros visitantes en la Plaza de San Pedro que durante el encuentro se analizará la “protección de los menores en la Iglesia”.

“Invito a orar por esta cita, que yo deseaba como acto de fuerte responsabilidad pastoral de cara a un desafío urgente de nuestra época”, dijo.

Víctimas exigen acciones. Católicos víctimas de abuso sexual por sacerdotes insistieron ayer que la reunión de obispos en el Vaticano deberá producir acciones decisivas para confrontar el añejo problema de los sacerdotes pederastas y el encubrimiento eclesial.

Peter Isely, miembro fundador del grupo activista Ending Clergy Abuse (Poniendo Fin al Abuso Clerical), denunció que el papa Francisco “enfrenta resistencia” de altos funcionarios del Vaticano mientras prepara la conferencia.

“Déjenme decirles lo que fue tratar de resistir al sacerdote que me estaba agrediendo sexualmente cuando yo era niño”, dijo Isely. “Así, por difícil que sea para él [el Papa] o lo molesto que sea esto para cualquiera en el palacio papal, no es nada en comparación con lo que los sobrevivientes han tenido que pasar”.

Las revelaciones en muchos países sobre sacerdotes violando y cometiendo toda suerte de abusos sexuales contra menores, y un patrón de obispos encubriendo los crímenes han sacudido la fe de muchos católicos. Ponen a prueba también la capacidad del Pontífice de garantizar la seguridad de los niños y de que los abusadores sean castigados, así como sus superiores cómplices.

El Vaticano anuncio el sábado que Francisco aprobó la expulsión del sacerdocio de un excardenal estadounidense, Theodore McCarrick, por abuso sexual de menores y adultos. Pero activistas por los derechos de las víctimas exigieron también que el Papa diga lo que él y otros altos funcionarios del Vaticano conocían sobre el proceder sexual indebido del prelado, que se extendió durante décadas.

“Si uno abusa de un niño, tiene que ser expulsado del sacerdocio”, afirmó Isely. “Si uno encubrió el abuso de un niño, tiene que ser expulsado del sacerdocio, y eso es lo único que va a marcar un cambio en esta crisis global”.

Marco Politi, veterano observador del Vaticano, mencionó a AP que él ve que el pontífice también enfrenta resistencia interna.

“Existe una lucha entre el Papa y sus partidarios que quieren cambios, y mucha gente entre los obispos y entre el clero que no quieren transparencia ni la aplicación de la ley contra el asunto de los abusos en el mundo”, afirmó Politi. Por su parte, Francisco ha tratado de moderar las expectativas para la cumbre, diciendo en enero que “el problema de los abusos continuará” porque “es un problema humano”.

En Francia, el presidente de la Conferencia Episcopal, George Pontier, reconoció que ha habido una negligencia “sistémica” de la institución con las víctimas de casos de pederastia cometidos por religiosos, y que la Iglesia no puede seguir echando balones fuera en estos escándalos.

El responsable de los obispos franceses, quien ha puesto en marcha una comisión de investigación independiente sobre ese tipo de abusos desde 1950, puntualiza que no cree en la existencia de “un sistema organizado” detrás de estos casos, pero hay algo de sistémico en la negligencia, el peso y la defensa de las instituciones frente a las víctimas”.

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