Washington.— El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, utilizó nueve minutos de horario de máxima audiencia televisiva para presentar su conocido discurso sobre seguridad fronteriza y la supuesta urgencia de construcción del muro en la frontera con México para frenar una “crisis humanitaria creciente”, una “crisis del corazón y del alma”, pero que los demócratas dijeron que es “fabricada” por el mandatario, a la vez que reclamaron reabrir el gobierno, que cumple su tercera semana de cierre parcial.

Trump no cumplió su amenaza de declarar emergencia nacional para construir el muro en la frontera sur y evadir al Congreso, que se rehúsa a aprobar en el presupuesto los recursos que exige para ello. Tampoco dijo nada que hiciera cambiar la opinión pública, muy contraria a la construcción del muro que está obstruyendo al país: el mandatario fracasó así en su primer discurso desde el Despacho Oval, desaprovechando el momento y el lugar para dar un paso al frente y tratar de sacar al país del atolladero en el que se encuentra por su obsesión de cumplir su promesa de construir una barrera física entre EU y México, se limitó a repetir lo que ha dicho decenas de veces, usando falacias y mentiras para tratar de justificar e insistir que el Congreso le dé 5 mil 700 millones de dólares para su barrera.

“Es una crisis del corazón y una crisis del alma”, dijo sobre la situación que se vive en la frontera en cuanto a los migrantes, que volvió a tachar de criminales. Reiteró su idea de que el muro frenará el flujo de drogas, cuando 90% de ellas ingresa a Estados Unidos por puertos de entradas regulados.

También repitió que el muro, o barrera física, de acero, como optó por llamarle, se pagará “solo” con los ahorros que reportará, y por México, gracias a los beneficios del nuevo acuerdo comercial, un T-MEC que todavía no ha sido ratificado por el Congreso de EU y por tanto no está en vigor; y que, incluso en el momento que sea aprobado, no va a suponer un reembolso del presumible coste.

Ante un discurso previsible y monótono, la respuesta demócrata también fue la esperada, acusándolo de “desinformar con malicia” al pueblo estadounidense para justificar su insistencia en el muro, en palabras de la líder demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. “Ha apelado al miedo y no a los hechos; a la división y no a la unidad”, dijo a su vez el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, quien acompañó a Pelosi en el discurso televisado de repuesta.

La nueva estrategia de los demócratas, que acaban de recuperar el poder en la Cámara de Representantes, es presionar para que Trump acepte reabrir el gobierno y, sólo después de eso, ver cómo resolver las diferencias en seguridad fronteriza.

“Reabra el gobierno y podemos trabajar para resolver nuestras diferencias sobre la frontera”, insistió Schumer. “Debe dejar de tener al pueblo estadounidense como rehén, frenar la fabricación de una crisis, y reabrir el gobierno”, remató Pelosi, al rechazar que las mujeres y los niños migrantes en la frontera sean “una amenaza a la seguridad”. Son, aseveró, una “cuestión humanitaria”.

La idea del muro sigue siendo vetada por los demócratas. “El símbolo de EU debería ser la estatua de la Libertad, no un muro de nueve metros”, aclaró Schumer.

Tanto Trump como los demócratas usaron el horario de máxima audiencia para seguir con su diálogo de sordos, incapaces de llegar a un acuerdo en la mesa de negociación. A pesar de eso, Trump instó a una reunión este miércoles para tratar de llegar a un pacto. La presión en ese sentido se acumula.

Si el cierre parcial del gobierno llega al viernes se convertirá en el más largo de la historia del país, y los 800 mil funcionarios afectados ya habrán sufrido tres semanas sin empleo ni sueldo. Varios congresistas republicanos están presionando a la Casa Blanca para que acabe de una vez con el enroque de mantener sin fondos el gobierno por culpa del debate sobre seguridad fronteriza.

Las posiciones siguen totalmente opuestas, igual de alejadas que antes del intercambio de discursos a través de la televisión. La crisis en Estados Unidos, el cierre parcial del gobierno y la falta de solución para un acuerdo en seguridad fronteriza todavía va para largo.

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