Bruselas.— El ala más euroescéptica y crítica del plan de salida de la Unión Europea diseñado por la premier británica Theresa May, fracasó en su intento de golpe a la cúpula del Partido tory.

La inquilina del 10 de Downing Street superó ayer la moción de confianza presentada en su contra por 48 de sus correligionarios, 15% de los miembros del Partido Conservador en la Cámara de los Comunes.

La mayoría de los tories determinó que May es la persona indicada para seguir al frente del partido, así como en el cargo de primer ministro.

Sin embargo, no salió ilesa del desafío de liderazgo lanzado desde el interior de su propia bancada. El resultado de la votación no arrojó un margen convincente a su favor, incluso fue peor de lo anticipado. Tras un cónclave conservador que duró unas dos horas y un conteo que se extendió por alrededor de una hora, May se impuso por 200 votos a favor y 117 en contra; necesitaba un mínimo de 159.

“Sí se tiene confianza en Theresa May como líder del Partido Conservador”, declaró el legislador Graham Brady al dar lectura al resultado. En medio de una ovación al interior de la cámara, precisó que no podrá presentarse un nuevo reto a su liderazgo en un plazo de al menos 12 meses.

El desafío a su mandato fue presentado por un grupo de parlamentarios conservadores que creen que May no está cumpliendo con lo prometido en el referéndum del Brexit en 2016.

Entre ellos Jacob Rees-Mogg, quien invocó el proceso de destitución afirmando que su salida era en el interés nacional y que en caso de permanecer terminará derribando el gobierno.

Previo a la votación, May defendió su gestión, llamó a la unidad y advirtió que “un cambio de liderazgo en el Partido Conservador pondría el futuro del país en peligro”. Aseguró que un nuevo líder no tendría tiempo de renegociar, lo cual provocaría un aplazamiento del Brexit o la recisión del Artículo 50 del Tratado de la Unión, que activa el proceso de salida de la comunidad por parte de un país miembro.

May viaja hoy a Bruselas para reunirse con los líderes de la Unión Europea en su última cumbre del año. Adelantó que transmitirá las inquietudes de los legisladores británicos, quienes debieron haber votado el martes pasado sobre el plan de salida de la UE, pero cuyo proceso fue aplazado ante su inminente rechazo.

Señaló que buscará garantías políticas y legales sobre el llamado back-stop, una herramienta que sería activada sólo en caso de emergencia para evitar una frontera dura entre la Irlanda británica y la República de Irlanda como resultado del Brexit.

Desde el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, hasta la canciller alemana, Angela Merkel, han insistido en que el acuerdo alcanzado en noviembre no será renegociado, aunque muestran disponibilidad “para discutir cómo facilitar la ratificación en el Reino Unido”.

Al margen de lo que pueda conseguir en su escala en Bruselas, existe la duda sobre qué tanta capacidad tendrá May para gobernar y sacar adelante su plan de Brexit.

La moción de confianza ha minado severamente su autoridad y no sería la primera en renunciar a su cargo tras un proceso similar. En su momento, Margaret Thatcher dimitió a su puesto como primera ministra tras una votación que evidenció la pérdida de confianza al interior del Partido Conservador.

Todos los escenarios previstos hasta el momento apuntan hacia un genuino riesgo de una salida sin acuerdo el 29 de marzo próximo, un aplazamiento o probable cancelación del Artículo 50. Para muchos analistas, la fecha tope para consultar a los Comunes es la cuarta semana de enero.

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