Washington. Joe Biden ha sufrido profundas pérdidas personales y vio cómo sus primeras ambiciones políticas quedaron truncadas, pero su promesa de unificar a lo llevó, finalmente, a la Casa Blanca, tras casi medio siglo en Washington.

De origen modesto y una larga carrera política, Biden no puede ser más diferente a su antecesor, Donald Trump , un millonario que antes de llegar a la Casa Blanca no tenía experiencia alguna en la política.

Ahora, la misión de Biden es devolver a la presidencia la dignidad del cargo y sanar a un país lleno de rabia y profundamente dividido.

Con 78 años, será el presidente de más edad en haber asumido, y lo hace ante enormes desafíos, comenzando por los estragos causados por la pandemia de coronavirus .

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Pero si de algo sabe Biden es de capotear tempestades.

El demócrata llegó a la política nacional a los 29 años cuando logró sorpresivamente ser elegido senador por Delaware en 1972.

Pero sólo un mes después una tragedia destrozó su mundo cuando su primera esposa, Neilia Hunter, y su hija de un año, murieron en un accidente de coche cuando iban a comprar un árbol de Navidad.

Sus dos hijos quedaron heridos de gravedad, pero sobrevivieron, aunque el mayor, Beau, murió joven víctima de un cáncer en 2015.

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Estas tragedias ayudaron a cimentar la empatía con la opinión pública estadounidense que trasluce en sus interacciones cotidianas.

Sus habilidades son polivalentes. De la misma forma en la que sonríe en un auditorio lleno de estudiantes universitarios, es capaz de conectarse con obreros de las zonas deprimidas o lanzar duras recriminaciones a sus rivales.

Ya no tiene la misma fuerza que durante los ocho años en los que fue vicepresidente de Barack Obama y aunque conserva una sonrisa de anuncio, su paso es más frágil y su pelo escasea. Por eso genera dudas sobre si logrará sacar adelante al país que lo necesita con urgencia.

Biden responde que tiene la entereza y la experiencia para lograrlo. Conoce la política al dedillo, tras décadas en el Senado y ocho años en la vicepresidencia. Sabe, también, cómo manejar la Casa Blanca. El expresidente Barack Obama, de quien Biden fue su fiel compañero, lo describió como “el guerrero feliz de Estados Unidos”.

Y además, cuenta con la energía de su vicepresidenta, Kamala Harris , para respaldarlo como él hizo con Obama.

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La narrativa personal de Biden y sus historias familiares están tan imbricadas con su discurso político que se han convertido en parte de su imagen de marca.

El accidente de 1972 en el que perdió a su esposa, y sus dos hijos, Beau, de 4 años; y Hunter, de 2, quedaron gravemente heridos, pasó a formar parte de su mitología, luego de que jurara el cargo de senador desde el hospital donde se recuperaban.

En 1975 Biden conoció a su segunda esposa Jill Jacobs, una profesora con la que se casó dos años después y tuvo una hija llamada Ashley.

Beau intentó seguir los pasos de su padre en política y fue elegido fiscal general de Delaware, pero su estrella en ascenso se apagó con un fulminante cáncer cerebral en 2015 cuando tenía 46 años. Biden afirma que, de no haber perdido la vida, quizá sería Beau quien estaría jurando como presidente, ante la orgullosa mirada de su padre. No será así, pero Biden cuenta con que, de algún modo, Beau lo acompañará en el gran desafío que le espera.

*** Con información de AFP

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