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Biarritz.— La cumbre número 45 del G7 terminó ayer con la promesa de una próxima cita entre los mandatarios de Estados Unidos e Irán, el reconocimiento del trato injusto de que se queja Washington en comercio y el llamado a Hong Kong a evitar una escalada de violencia.
El breve comunicado que emitió Francia reflejó divisiones entre los líderes de los Estados miembro, y tocó además los temas de Libia, Ucrania y de la economía digital.
Los dos principales puntos fueron destacados por el anfitrión del encuentro, el presidente francés, Emmanuel Macron, quien ofreció una conferencia de prensa conjunta con su par estadounidense Donald Trump, cuyo país albergará el encuentro del grupo en 2020.
El primer tema que citó el anfitrión ante la prensa fue la negociación nuclear con Irán, país que debe cumplir sus obligaciones en el golfo Pérsico sin amenazar la estabilidad de la región, dijo junto a Trump, duro crítico del país islámico.
De manera sorpresiva este domingo llegó a los trabajos el canciller iraní Mahammad Javad Zarif, para analizar el acuerdo nuclear de 2015, del cual Estados Unidos se salió por la falta de cumplimiento de Teharán, según explicó, lo que ha motivado que la nación islámica comience a realizar actividades que le están vedadas.
Sobre Hong Kong, el anfitrión de la cumbre llamó a las autoridades de la excolonia a “evitar la violencia” después de más de dos meses de manifestaciones prodemocracia. “El G7 reafirma la existencia y la importancia de la Declaración Sino-Británica de 1984 sobre Hong Kong”, indicó el comunicado.