Londres.— El primer ministro británico, Boris Johnson, anunció ayer las nuevas restricciones contra la variante ómicron del coronavirus, al tiempo que intentaba capear la indignación general por una fiesta de Navidad supuestamente celebrada en Downing Street cuando estaba prohibido por el Covid-19.

El viernes, los cubrebocas volverán a ser obligatorios en todos los lugares interiores. El lunes se volverá al teletrabajo. También se impondrán pasaportes sanitarios para acceder a lugares como los clubes nocturnos.

Con 568 casos identificados en el país, y una cifra real “seguramente mucho mayor”, “cada vez está más claro que el ómicron se propaga mucho más rápido” que variantes anteriores, explicó Johnson, en una rueda de prensa donde tuvo que defender la credibilidad de su gobierno, acusado de haber violado las reglas anti-Covid las pasadas navidades.

Un sondeo de SavantaCom- Res mostró que 54% de encuestados consideró que debía dimitir.

El líder conservador anunció en la Cámara de los Comunes haber “pedido al secretario del gabinete que investigue” si miembros de su plantilla se saltaron las normas. De ser así “habrá consecuencias”, prometió, al tiempo que dijo “entender y compartir la ira de todo el país” y aseguró estar “furioso” por un video filtrado a la prensa en el que su exportavoz Allegra Stratton y otros colaboradores bromean sobre la supuesta fiesta ilegal, una “ofensa” por la que Johnson ofreció disculpas “sin reservas”. La policía londinense anunció que no abriría una investigación “de momento”.

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