En las elecciones del 3 de noviembre en Estados Unidos no sólo está en juego la presidencia; también la credibilidad y el papel que la primera potencia juega en el mundo; y entre las claves para llegar a la Casa Blanca están: el voto latino, la pandemia, la elección para una vacante en la Corte Suprema y los próximos debates.

Así lo señalaron los expertos que participaron hoy en el webinar que organizó el Centro para Estudios Estados Unidos-México (USMEX), de la Universidad de California en San Diego y Alianza UCMX, con EL UNIVERSAL .

El análisis, titulado “Las llaves de acceso a la Casa Blanca”, fue moderado por Rafael Fernández de Castro, director del USMEX, y Verónica Ortiz, directora ejecutiva de Comexi. Participaron Kate Bruhn, politóloga de la Universidad de California; Leonardo Curzio, analista de EL UNIVERSAL y asociado al Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi); León Krauze, articulista de EL UNIVERSAL y periodista de Univisión. Como expertos en encuestas estuvieron Sergio García-Ríos, profesor de la Universidad de Cornell y parte de Univisión, así como Claudia Rodríguez, de Latino Decisions, politóloga de la Universidad de California, en Los Ángeles.

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Las presidenciales en EU , consideraron los expertos, definirán no sólo el rumbo de este país, sino del mundo. Por un lado, está el enfrentamiento con China que, señaló Curzio, “abre las puertas a dos globalizaciones competitivas” y “hay que tomarla muy en serio. Yo nunca había visto que la política exterior se usara tan explícitamente como elemento de campaña”. Por el otro, existe la gran posibilidad de que el 3 de noviembre no haya resultados, y el presidente Donald Trump no sólo se ha negado a decir que reconocerá los resultados si no le favorecen, sino que ha cuestionado hasta el cansancio el voto por correo, diciendo que es sinónimo de fraude.

“Es una campaña burda, falsa, pero está funcionando”, advirtió Krauze. Curzio y Bruhn coincidieron. “Las mentiras sí funcionan”, dijo el articulista de este diario, mientras que Bruhn señaló que “una mentira repetida suficientes veces termina creyéndose”.

Más cuando de la misma mentira se hacen eco medios como Fox News, que es la cadena que siguen, por ejemplo, los simpatizantes de Trump .

Por eso la elección es tan importante. En un contexto pandémico, la posibilidad de que no haya resultados la noche de la elección es muy alto. Y la contienda está tan cerrada que posiblemente pueda terminar en la Corte Suprema.

Y ahí radica la importancia de la elección para llenar la vacante que dejó la jueza Ruth Bader Ginsburg , quien falleció la semana pasada. “Una nube más en la tormenta”, describió Krauze.

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Trump

nominará mañana a su candidata para sustituir a la magistrada, caracterizada por su progresismo y su lucha por los derechos civiles. Pero quien sea la nominada –ya dijo que será mujer-, será de corte conservador. Una de las favoritas, Amy Coney Barrett, es la representación viva del conservadurismo: antiaborto, antiDACA, antiObamacare.

Y con esa elección, la Corte Suprema quedaría inclinada 6-3 hacia los conservadores. En caso de que las presidenciales lleguen al máximo tribunal, eso es bueno para Trump .

Sea cual sea el resultado, hay dos cosas claras, a decir de los analistas. Por un lado, Trump no podría lograrlo solo. Y en este sentido, el Partido Republicano ha dejado mucho qué desear. Y por el otro, la democracia estadounidense, en un escenario en que Trump no reconoce resultados, sería la gran perdedora.

Los republicanos, explicó Krauze, se dieron cuenta “de que trump puede ser la herramienta soñada del movimiento conservador”, y han “claudicado a su deber”.

Curzio habló de la “pusilanimidad del partido republicano. Hay un silencio cómplice ante una amenaza directa. Estás poniendo contra las cuerdas la credibilidad de un proceso electoral”.

De Castro acotó: “Yo no veo silencio. Veo más a Trump como instrumento de [el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch] McConnell”.

“Podemos estar frente a una situación muy peligrosa para la democracia en Estados Unidos ”, advirtió Bruhn, quien menciona varios factores que pueden crear lo que llamó “la tormenta perfecta”. No sólo hay desconfianza en la seguridad del voto -la politóloga dice que supera el 50% , y este mensaje es reforzado desde la misma presidencia-, sino que “tenemos un presidente que dice que no aceptaría el resultado del voto si gana”. Y por último, “tenemos la posibilidad, si el Senado confirma a la nominada de Trump, de que haya seis votos a favor de Trump para confirmar su victoria”.

¿Cómo evitar un escenario así?

Una de las opciones es que el candidato presidencial demócrata, Joe Biden , gane con contundencia.

Y en este sentido, el voto latino, coincidieron García-Ríos y Rodríguez, será crucial.

“El voto latino no sólo va a ser importante, sino que va a ser determinante”.

La noción de que los latinos votan demócrata no puede estar más lejos de la realidad, explicaron.

El voto latino es diverso, por más que a nivel nacional Biden aparezca como favorito.

Por ejemplo, no es lo mismo el voto cubano que el puertorriqueño, o el mexicano.

Tampoco es realista la idea de que el tema crucial para los latinos es la migración. Les importa, igual que al resto de los estadounidenses, el coronavirus –que les ha impactado particularmente-, los costos de salud, el desempleo.

Tampoco son lo mismo los votantes de Florida que los de Arizona, o Texas.

Los analistas identificaron dos grandes problemas en la contienda presidencial, cuando se trata de los latinos: por una parte, no son un sector que se caracterice por ser activos, electoralmente hablando. Si bien Rodríguez, de Latino Decisions, señaló que en una encuesta de agosto 70% de los latinos dijo que sí piensa participar, que realmente lo haga es otra cosa.

“No hay que convencer a la mayoría de latinos por quién votar, sino asegurar que tengan los recursos para votar”, que puedan hacerlo a salvo, en medio de la pandemia, entre otras cosas, recalcó.

No es cuestión de preferencias, coincidió García-Ríos, sino “de movilización”, de lograr que vayan y voten.

Pero, y aquí viene la otra parte, las campañas han fallado hasta el momento en acercarse a los latinos. Y cuando lo han hecho, como sucede con los cubanos en Florida, ha sido para que Trump y los republicanos les insistan en que Biden “es lo mismo que Fidel Castro”. Por más falso que sea, es un mensaje que, repetido, puede convencer.

“Los candidatos tienen que entender que se tienen que acercar a la comunidad latina pronto. Es hora que comprendamos que los latinos ya no tienen como prioridad el tema migratorio. Tienes que hablarle de economía, salud, y crear puente de empatía. Biden no ha hecho nada. Su campaña ha sido muy deficiente cuando se piensa en el voto latino, no en el voto de Florida. Pero en cuanto al voto en Arizona, Texas, california, ha sido particularmente torpe, cayendo en viejos vicios de que latinos votarán por los demócratas”, detalló Krauze, quien subrayó que, históricamente, “los latinos votan muy poco. Si llegamos a 50% , será una noticia espectacular y habrá despertado el gigante. Pero lo veo difícil”.

Los debates, explicaron los analistas, pueden ayudar a definir a los indecisos. Pero existen riesgos. Bruhn, por ejemplo, mencionó el hecho de que Biden “no es un candidato que entusiasme”; se le ve como lo contrario a Trump, pero se preguntó si “eso será suficiente”. Biden, dijo, “no tiene que tropezar. Trump puede decir cualquier barbaridad y su gente no lo abandonará”

Krauze, en cambio, consideró que “el puntero en una carrera presidencial gana no perdiendo. Eso tiene que hacer Biden. No perder. Demostrar que no es un anciano senil, sino un hombre elocuente, decente. Por eso creo que es una situación de mayor riesgo, aunque también de mayor beneficio, para Trump ”.

Curzio dijo que también falta ver lo que los debates vicepresidenciales entre Mike Pence y la demócrata Kamala Harris, aportan, ver si ella ayuda a ganar puntos.

García-Ríos recordó que la elección de Harris fue un guiño a los afroestadounidense, cuyo voto también es clave, pero que además el tema de la brutalidad policial, del racismo, también es algo que afecta a las minorías latinas y que los mensajes de Harris, y del propio Biden , también pueden movilizar el voto. “El entusiasmo se debe capitalizar”, acotó.

No sólo se juega, subrayaron todos, la presidencia. Con las condiciones existentes, lo que está en juego es la democracia misma de Estados Unidos.

“Si el presidente de Estados Unidos devalúa la credibilidad de la democracia, devalúas la democracia en general”, dijo Curzio. “Si 2020 nos dice algo, es que Estados Unidos perdió su excepcionalismo. La democracia de Estados Unidos se parece cada vez más a las poco consolidadas democracias de América Latina”.

“Nos esperan 40 días de mares tan turbulentos que nos dirigimos a la crisis política más grave en Estados Unidos desde la Guerra Civil”, remató Krauze.

agv

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