París.— Violentos enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y manifestantes se registraron ayer en los Campos Elíseos, en medio de escenas de una “violencia rara vez alcanzada”, durante una nueva jornada de protesta en Francia de los chalecos amarillos contra el gobierno del presidente Emmanuel Macron, que dejó más de 65 lesionados y 288 arrestos, según las autoridades locales.

A media jornada, los choques se produjeron en torno al Arco del Triunfo entre policías y manifestantes, algunos enmascarados, envueltos en nubes de gas lacrimógeno y humaredas de material urbano y contenedores de basura incendiados.

Más de 200 personas fueron detenidas, según el primer ministro francés, Édouard Philippe, quien se desplazó a la prefectura de la policía de París para seguir los acontecimientos. “Individuos equipados y determinados, desde muy temprano, actuaron de forma muy violenta.

Las fuerzas de seguridad señalaron haber sufrido ataques de una violencia rara vez alcanzada”, dijo Philippe, según el cual 36 mil personas se manifestaron en Francia, de las cuales 5 mil 500 estuvieron en los Campos Elíseos. Según la policía de París, 65 personas, incluidos 11 miembros de las fuerzas de seguridad, fueron heridos. Otras fuentes hablaron de cerca de 75 mil manifestantes.

La violencia en París estalló temprano, con manifestantes violentos y pacíficos mezclados después de que las autoridades acordonaron a los Campos Elíseos, obligándolos a salir a las calles adyacentes.

Las personas instalaron barricadas en las áreas circundantes, rompieron ventanas de automóviles e incendiaron decenas de vehículos, incluido un auto de la policía. Los incidentes también se vivieron en varias ciudades, entre ellas Lille, Charleville-Mézières, Estrasburgo, Toulouse, así como en Nantes, donde medio centenar de chalecos amarillos irrumpieron en el aeropuerto local. Sindicatos policiacos dijeron que se produjeron 582 bloqueos en carreteras.

Macron dijo que la ola de violencia y vandalismo en París no podía justificarse de ninguna manera y no tenía nada que ver con una expresión pacífica de ira legítima. “Ninguna causa justifica que las fuerzas de seguridad sean atacadas, las tiendas saqueadas, los edificios públicos o privados incendiados, los peatones o periodistas amenazados o que el Arco del Triunfo esté mancillado”, dijo en Buenos Aires, donde asistió a la cumbre del G20. Indicó que los “culpables” de los disturbios registrados en París buscan el “caos” y advirtió que se les identificará y entregará a la justicia. El presidente adelantó que convocaría a una reunión de ministros de alto nivel cuando regrese para discutir cómo será la respuesta.

El movimiento de los chalecos amarillos pide, entre otras muchas y dispersas demandas, una mejora del poder adquisitivo, menos impuestos y una disminución en el precio del combustible.

El ministro del Interior, Christophe Castaner, tildó de “facciosos y sediciosos” a los que se enfrentaron a las fuerzas del orden. En una entrevista televisiva, amenazó: “No tengo tabúes. Estoy dispuesto a considerarlo todo”, en alusión a un posible estado de emergencia. Es la tercera jornada de protestas en Francia, tras las del 17 y del 24 de noviembre pasado.

El líder de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, denunció un “increíble encarnizamiento contra manifestantes pacíficos en el Arco del Triunfo”, y acusó al gobierno de “azuzar los miedos”. Los anuncios que hizo esta semana el presidente Macron, un plan para limitar el impacto de las tasas al combustible, así como un gran diálogo, no convencieron. “Necesitamos algo concreto y no humo”, resumió Yoann Allard, un obrero agrícola de 30 años. El movimiento se extendió el viernes a Bélgica, donde un centenar de chalecos amarillos se manifestaron.

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