A dos años de la adopción del llamado Acuerdo de París, la comunidad internacional sigue añadiendo componentes al complejo proceso diseñado para mantener el incremento de la temperatura media mundial “muy por debajo” de los 2 grados.

Reunidos la semana pasada en París bajo el lema de “Un Planeta”, actores de todo el mundo agregaron a la política internacional de lucha contra el calentamiento global dos elementos relevantes: la movilización de recursos y un nuevo liderazgo climático.

“La lucha contra el cambio climático es un proceso político y gradual en el que todos los pasos cuentan, de allí la trascendencia del último encuentro en París”, dice a EL UNIVERSAL Manuel Pulgar Vidal, Líder de Clima y Energía del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

En el rubro financiero, la Comisión Europea anunció 9 mil millones de euros adicionales de aquí a 2020 para promover la energía y la agricultura sostenibles en África y los países vecinos de la Unión Europea, mientras que el Banco Mundial informó que dejará de patrocinar proyectos de prospección y extracción de gas, al tiempo que pondrá a disposición de 150 ciudades un fondo por 4 mil 500 millones de dólares para patrocinar ambiciosos planes de acción climática.

Por su parte, unas 200 multinacionales, con 26 billones de dólares en activos, se comprometieron a darle a su cartera de inversión un “toque verde” para contribuir a la transición hacia una economía sin carbono antes de 2050.

Por ejemplo, el principal distribuidor de electricidad de Francia, EDF, invertirá 25 mil millones de dólares en “40 mil campos de futbol” para el desarrollo de páneles solares, en tanto que el banco holandés ING anunció que a partir de 2025 dejará de financiar a toda eléctrica en la que el carbón represente más de 5% de su producción energética.

La firma francesa AXA informó que dejará de asegurar proyectos de producción de carbón, elevó a 3 mil millones de euros las inversiones ecológicas para 2020 y decidió aumentar a 2 mil 400 millones de euros el monto de desinversión en empresas que obtienen más de 30% de sus ingresos del carbón.

“Estos anuncios demuestran que se está dando un cambio en los mercados, en los patrones de consumo y en la disponibilidad del financiamiento. Los Estados deben entender que para ser competitivos en los próximos 30 años tienen que estar preparados y cambiar desde ya”, asegura Vidal, ex ministro de Ambiente de Perú.

Ello, frente a la posición de la administración del presidente estadounidense Donald Trump, quien no sólo anunció el retiro del país del Acuerdo de París, sino que puso fin al plan de energías limpias de Barack Obama y declaró el fin de la “guerra contra el carbón”.

En ese marco, de la conferencia celebrada en la capital gala también surgió un nuevo liderazgo: el presidente francés, Emmanuel Macron, emergió como nuevo defensor del planeta, un puesto que quedó vacante ante el repliegue de la canciller alemana, Angela Merkel, quien está destinando todo su capital político a tratar de obtener su cuarto mandato sin necesidad de convocar a elecciones anticipadas.

“En París emergió un nuevo líder en el presidente Macron, lo cual es realmente importante. Macron tiene la capacidad de convocar a otros líderes para darle respaldo político al proceso y decirle al mundo, frente a todas las amenazas políticas, que el proceso no se va a detener”, sostiene el experto.

En diciembre de 2015, tras más de dos décadas de negociaciones, actores de todo el mundo alcanzaron el primer pacto universal para luchar contra el cambio climático fijando, entre otros objetivos, alcanzar cuanto antes el nivel máximo de emisiones de gases de efecto invernadero y emitir cero emisiones netas en la segunda mitad del siglo.

“El Acuerdo de París es un importante documento político y claramente mantiene el cambio climático en la agenda, pero no evitará los devastadores impactos del calentamiento del planeta si los líderes políticos no actúan en consecuencia”, dice a EL UNIVERSAL Susann Scherbarth, responsable de energía y justicia climática de Amigos de la Tierra.

“Debemos recordar que esta es nuestra última oportunidad para detener los peores efectos del cambio climático. Simplemente no queda tiempo”, continuó.

Esfuerzos insuficientes. Si bien ha habido progresos palpables en ámbitos como energía, transporte y ciudades, los expertos coinciden en que todavía no son suficientes para evitar los riesgos producidos por el aumento de los termómetros, desde inundaciones, sequías, lluvias y olas de calor más extremas, hasta plagas y conflictos generados por escasez de alimentos y agua potable.

De lo acordado hasta ahora, falta meter el acelerador en deforestación, agricultura y ganadería (sectores que generan emisiones responsables del calentamiento del planeta, como el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso), temas que muestran un rezago notable en la implementación de los compromisos.

También es necesario atender “los déficits del Acuerdo de París”, como es la falda de mecanismos de control y de medición efectiva de las emisiones de gases contaminantes, asegura Jürgen Kropp, profesor del Instituto de investigación de efectos climáticos de Potsdam.

Igualmente, continúa, las naciones deben aumentar sus niveles de ambición, incluyendo la UE, que se ha fijado reducir, hasta 2030, las emisiones de gases de efecto invernadero en 40% respecto a los niveles de 1990, mejorar la eficiencia energética en 27% y aumentar el porcentaje de energías renovables hasta alcanzar 27% del consumo final.

“Los compromisos actuales no son suficientes para mantener el calentamiento del planeta por debajo de los 2 grados centígrados, por lo que necesitamos una orientación política aún más ambiciosa”, sostiene en entrevista Kropp.

“La causa principal de todos los efectos climáticos son los niveles de emisión, aproximadamente 40% más que en 1850. Por lo tanto, para crear límites seguros para la humanidad, debemos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. El unilateralismo de Estados Unidos aquí no tiene cabida”, puntualiza.

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