El senador Fernando Collor de Mello, quien fuera mandatario de Brasil entre 1990 y 1992, confirmó ayer su precandidatura a las elecciones presidenciales de octubre.

Collor, quien actualmente enfrenta un proceso en la Corte Suprema por corrupción pasiva, lavado de dinero y asociación ilícita, dijo durante una intervención en el Senado que el país necesita más estabilidad en las instituciones. “Sería cobarde de mi parte rechazar la verdad y apartarme de un desafío más que el destino me ha impuesto”, señaló el senador por el Partido Laborista Cristiano (PTC).

“Además requiere, en el plano económico, más credibilidad, previsibilidad, más seguridad jurídica. Por todo eso, someto al juicio imparcial, maduro y democrático de la población brasileña mi precandidatura a la presidencia de la República”, dijo.

En declaraciones formuladas en una entrevista radial a fines de enero, Collor de Mello había señalado que lanzaría su precandidatura para llenar un “vacío” en el centro político.

Collor fue elegido presidente en 1989 en la primera elección directa desde 1960, pero sufrió un proceso de juicio político en 1992 que hizo que abandonara su cargo en medio de un escándalo de corrupción. Posteriormente fue absuelto de los cargos en procesos en la Corte Suprema, por lo que asegura haber sido tratado injustamente.

Otro aspirante presidencial, Luiz Inácio Lula da Silva, tiene 12 días, a partir de ayer, para recurrir la sentencia emitida por el tribunal de segunda instancia que lo condenó a 12 años y un mes de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero.

La sentencia fue publicada este martes oficialmente, con lo que empieza a correr el plazo.

Según concluyó la justicia, Lula recibió el derecho a disfrutar de un apartamento en el balneario de Guarujá, en Sao Paulo, como soborno de la constructora OAS por el favorecimiento en contratos con Petrobras.

El ex mandatario, quien quiere ser candidato presidencial para las próximas elecciones de octubre, ha realizado diferentes maniobras judiciales en las últimas semanas para impedir ser preso una vez se agoten los recursos en segunda instancia. En entrevista con Radiojornal de Pernambuco, Lula afirmó que “la palabra huir no existe en mi vida. Soy ciudadano brasileño y tengo orgullo de ser brasileño”, en respuesta a la versión publicada el fin de semana en el portal O Antagonista, según la cual, el ex líder sindical sopesa refugiarse en alguna embajada afín ideológicamente en Brasilia o incluso solicitar asilo político en algún país, como Argelia, si la Justicia ordena su detención y posterior encarcelamiento.

El futuro político del ex jefe de Estado también está difuso, pues la legislación brasileña prohíbe que los condenados en segunda instancia se postulen para cargos públicos, pero Lula se dijo confiado ayer en que “voy a ser candidato porque la verdad va a prevalecer”.

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