Una gran manifestación en Barcelona avisó ayer a Carles Puigdemont del desgarro que produciría dentro de la sociedad catalana continuar con la instauración de la República Independiente que el parlamento de la región proclamó el pasado viernes.

Más de un millón de personas según los organizadores, y 300 mil de acuerdo con la policía local, se reunieron ayer pidiendo su permanencia dentro de España y la convivencia en la misma sociedad de independentistas y unionistas.

Los organizadores de la protesta, la asociación Societat Civil Catalana, a la que se unieron los partidos PP, Ciutadanos y PSC, lograron el objetivo de visibilizar a los ciudadanos opuestos a la autoproclamada República. La Gran Vía de las Cortes catalanas se llenó de banderas españolas, algo poco común por las connotaciones que las expresiones de patriotismo han tenido durante muchos años en el país como resultado del abuso que hizo la dictadura de Francisco Franco de los símbolos nacionales.

“Es importante que podamos enseñar al mundo lo que es Cataluña hoy, una sociedad plural”, explicó Pepe Domingo, vicepresidente de Societat Civil Catalana, desde el escenario en el que se leyó el manifiesto del acto: “Cataluña no es sólo de los independentista. Nosotros también somos Cataluña. Todos somos Cataluña”.

En un ambiente festivo, los manifestantes gritaban vivas al rey y cantaban coplas. Cuando helicópteros de la Policía Nacional los sobrevolaba, la gente les aplaudía. Los insultos a miembros del gobierno catalán fueron frecuentes, con cánticos de “Puigdemont a prisión”. Pequeños grupos de extrema derecha que no participaban de la convocatoria oficial insultaban a vecinos asomados en los balcones con banderas independentistas e incluso a los mossos d'esquadra.

La escasa visibilidad institucional de los defensores de la unidad de España suscitó quejas entre los asistentes: “Somos un millón en la manifestación, pero TV3 dice que somos 300 ultraderechistas violentos. ¿Yo ultraderechista? Rajoy tendría que haber intervenido TV3 con el 155”, explicó un manifestante.

En un nuevo paralelismo con las manifestaciones secesionistas, otro de los eslóganes de la marcha fue “Votarem” (“Votaremos”). Los impulsores del referéndum del 1 de octubre han recurrido a esa frase para exigir una consulta sobre la autodeterminación. Los españolistas reunidos ayer se referían a las elecciones convocadas para el 21 de diciembre por el presidente Mariano Rajoy.

Estos comicios regionales son por primera vez organizados por el gobierno central, después de que cesara el viernes a Puigdemont y sus consejeros por haber declarado la secesión. Los partidos nacionalistas están divididos sobre si acudir a esas elecciones. La decisión de hacerlo comenzará a perfilarse hoy. También se verá si los consejeros catalanes intentan permanecer en sus puestos a pesar de haber sido depuestos por Madrid, y se espera que la fiscalía comience a emitir órdenes de detención contra los responsables de proclamar la independencia, Puigdemont entre ellos.

Desde la tribuna de oradores, Josep Borrell, ex presidente del Parlamento Europeo, hizo un llamado a recuperar la convivencia entre ciudadanos con ideas diferentes. “Hemos de continuar viviendo juntos, para eso hay que reconstruir el respeto, aunque no sea fácil”, dijo.

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