Teherán.— La tensión entre Estados Unidos e Irán se agravó ayer, luego de que el ministro iraní de Relaciones Exteriores, Javad Zarif, respondiera a las últimas amenazas del presidente estadounidense, Donald Trump, y afirmara que “las burlas genocidas” del republicano no “pondrán fin a Irán”, utilizando los términos textuales que tuiteó.

Trump “espera lograr algo en lo que fracasaron Alejando [Magno], Gengis [Khan] y otros agresores”, escribió Zarif en su cuenta Twitter, aludiendo a dos conquistadores extranjeros que dominaron Persia —antiguo nombre de Irán— en un periodo dado de su milenaria historia.

“Los iraníes permanecieron en pie durante milenios mientras que todos sus agresores se fueron”, indicó Zarif. “El terrorismo económico y las burlas genocidas no pondrán fin a Irán”, agregó el ministro, en respuesta a un mensaje publicado la víspera por Trump en la misma red social.

“Si Irán quiere pelear, ese será el fin oficial de Irán”, amagó Trump hace unos días antes de advertir: “Nunca vuelvan a amenazar a Estados Unidos”. “Nunca amenace a un iraní. Intente ser respetuoso. ¡Funciona!”, respondió Zarif hasta ayer.

La respuesta de Trump no se hizo esperar, y horas después tuiteó que si Teherán quiere dialogar, tendrá que dar el primer paso.

“Irán nos llamará cuando estén listos. Mientras tanto, su economía sigue colapsando, es muy triste para el pueblo iraní”, agregó Trump. Todo ello se suma a la tensión que atraviesa Irán con sus países vecinos, la mayoría aliados con Estados Unidos.

Horas antes, el gobierno de Irán pidió a Naciones Unidas promover un foro de diálogo entre los países del golfo Pérsico como vía para frenar las tensiones en la región, que se agravaron con la intervención estadounidense. En una carta hecha pública, Irán pidió al secretario general de la ONU, António Guterres, que apoye ese foro regional y ofrezca un “parteaguas internacional”.

“A juicio de la República Islámica de Irán, la actual compleja situación de seguridad en la región únicamente puede aliviarse y finalmente solucionarse a través de un compromiso constructivo y un diálogo entre los Estados ribereños del golfo Pérsico”, señaló el embajador iraní ante la ONU, Mayid Tajte Ravanchí.

Por su parte, el canciller de Arabia Saudita, Adel al-Jubeir, afirmó que su país quiere evitar una nueva guerra en la región del golfo Pérsico, aunque dijo que éste está listo para responder con “toda su fuerza y determinación a cualquier amenaza”.

En una conferencia de prensa en Riad, el canciller saudita acusó a Irán de cometer “innumerables delitos”, incluida la búsqueda de desestabilizar la región e instó a la comunidad internacional a asumir su responsabilidad para impedir que la República Islámica lo haga.

“Nuestra seguridad y religión son una línea roja”, sentenció Al-Jubeir, cinco días después de que aviones no tripulados bombardearan dos estaciones de bombeo de petróleo en el reino y a una semana de que cuatro embarcaciones fueran saboteadas frente a las costas de los Emiratos Árabes Unidos.

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