Paisajes sin cultivo y sin agricultura, menos habitables para los mexicanos, podría dejar el cambio climático de aquí al año 2030, dice a EL UNIVERSAL Susan Gardner, directora de la División de Ecosistemas del Programa para el Medio Ambiente de la Organización de las Naciones Unidas (PNUMA), quien advierte que el planeta vive tres crisis ambientales simultáneas.

En entrevista con este diario, en el marco de la realización del Inventario Nacional de Fuentes de Contaminación Plástica (INFCP) en México, la especialista en temas ambientales explica que el cambio climático no sólo ha desatado en el mundo, sino que ha traído consigo sequías e inundaciones que afectan a millones de personas.

“Vemos extremos en ambos lados. Las inundaciones de este año en Paquistán han matado a más de 2 mil 700 personas. El huracán Freddy en África mató a más de mil personas. Pero absolutamente, vemos ahora más sequías y el caos que está generando, afectando a más de mil millones de personas en el mundo”, comentó.

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Una de las preocupaciones que tiene el PNUMA, detalla, es la triple crisis que vive el planeta, la cual está conformada por la interconexión de tres fenómenos: el cambio climático, la contaminación y la pérdida de la biodiversidad.

“Esas son las tres crisis planetarias que existen actualmente, por lo que es muy importante que tomemos medidas ahora. Tenemos los próximos siete años para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible, pero también para cumplir los compromisos del Acuerdo de París”, dice la especialista, quien tiene más de dos décadas de experiencia en ciencia y política ambiental.

En ese sentido, alerta que si no se aplican medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a tiempo, se podría reducir el potencial productivo de los paisajes para cultivo y su agricultura de 40% a 70%.

“La gente está teniendo la peor sequía en cuatro décadas, a medida que el clima del mundo se vuelve menos estable. Las áreas que solían ser productivas se van a secar o inundar, causando la disminución de la producción agrícola, generando el desplazamiento de sus pobladores además de agravar la crisis alimentaria”, dice Gardner.

La experta indica que factores como el conflicto bélico en Ucrania y las sequías en toda África agravan considerablemente la crisis alimentaria, al extenderla a diferentes partes del mundo.

“Los patrones climáticos impredecibles han estado cambiando la disponibilidad de alimentos. Han estado aumentando los precios. Y estos efectos se sienten con más fuerza en las personas que menos pueden permitírselo”, expresa.

Esta situación ha generado que haya más gente viviendo en situación de pobreza en el mundo. “Ya vemos los efectos en muchos lugares de África, donde la situación se traduce en más conflictos por la disponibilidad de agua y alimentos. Los medios de subsistencia de las personas se ven afectados en regiones que tradicionalmente han podido vivir en paz”, apunta.

Asimismo, asegura que esta crisis planetaria está afectando particularmente a los más pobres en los países menos desarrollados. “Los países que menos han contribuido al problema muy probablemente tendrán el mayor efecto en su gente”.

Por ello, insta a los países a atender el problema en conjunto para reducir las emisiones climáticas y evitar un panorama catastrófico. “Existe una necesidad muy real de garantizar que el mundo esté trabajando en conjunto para producir alimentos de manera que sean más resistentes al cambio climático. Sin embargo, el compromiso que tenemos ahora sólo reduciría los gases de efecto invernadero en alrededor de 0.5 gigatoneladas mucho más. Lo que necesitamos es mucho más que eso”, finaliza.

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