Metrópoli

“La muela” del Cerro de Chiquihuite

En 1996 “La Muela”, como la identificaban los vecinos que viven en las laderas del Chiquihuite, era una piedra gigante de más de 200 toneladas, que pendía de las peñas del cerro, de un tamaño mayor a la que cayó el 10 de septiembre de este año

Foto: Rebeca Jiménez. EL UNIVERSAL
22/09/2021 |01:51
Redacción
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Tlalnepantla, Méx.- Urge un estudio geológico que dictamine el riesgo bajo el que vivimos, afirmó Rosa María González Herrera, quien hace 25 años fue presidenta del comité vecinal de Protección Civil de la colonia Lázaro Cárdenas, época en la que dinamitaron "La Muela”, una piedra de más de 200 toneladas que pendía del Cerro del Chiquihuite, que estaba en riesgo de caer desde las peñas y dañar viviendas a lo largo de dos kilómetros.

En 1996 “La Muela”, como la identificaban los vecinos que viven en las laderas del Chiquihuite, en la colonia Lázaro Cárdenas, segunda sección, era una piedra gigante de más de 200 toneladas, que pendía de las peñas del cerro, de un tamaño mayor a la que cayó el 10 de septiembre de este año, que derribó al menos cuatro casas, provocó la muerte de cuatro personas, dos de ellas aún atrapadas y lesiones a una joven, que fue rescatada con vida.

Si “La Muela” caía, podría rodar a lo largo de casi 2 kilómetros por toda la colonia quizá hasta llegar al mercado, señaló Rosa María, quien junto con sus vecinos y ante el riesgo del derrumbe conformaron un comité de Protección Civil, que ella presidió para buscar que autoridades municipales, estatales y federales, especialmente del Ejercito Mexicano e incluso empresarios de la zona, apoyaran para dinamitar la roca.

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En esa época de riesgo “subíamos caminando a ¨La Muela¨ hasta tres veces al día, para llevar a autoridades e inspeccionar la estabilidad de la piedra, recuerda la mujer que sigue preocupada por su comunidad a sus 72 años de edad.

Fue en marzo de 1996, cuando era alcalde Arturo Ugalde Meneses, en que lograron que expertos en el manejo de explosivos canteros de Zacatecas y Guanajuato, derribaran la roca de forma controlada, en “un trabajo fino, hermoso”, que no generó derrumbes, en que cientos de familias evacuábamos nuestras casas, que eran vigiladas por la policía montada, para evitar riesgos .

Después cayó otra piedra de gran tamaño, que la gente llamó “el queso”, que afortunadamente no provocó daños. Después de esto “se abandonó el cerro del Chiquihuite, ya no han hecho estudios de estabilidad de los taludes, urge un estudio geológico, no soy experta, pero aquí vivimos y sabemos que hay ojos de agua entre las rocas, que con las lluvias torrenciales y los sismos han afectado las peñas”, señaló Rosa María González Herrera, quien además forma parte de las familias que fundaron esta colonia hace unos 60 años, en que llegó a terminar la primaria a la escuela “Fuerte de Loreto”.

Las calles que bajan del cerro, hoy se convierten en cascadas a partir de que pavimentaron la colonia “Lázaro Cárdenas” y de que no nos obligaron a tener jardineras, terrazas ni áreas verdes, por lo que la tierra no puede absorber el agua de lluvia, por ello la avenida La Presa se convierte en un rio caudaloso, que por su fuerza hace unos días se llevó a Ana Karen , cuyo cuerpo fue arrastrado más de 80 kilómetros, hasta la presa Endhó en el Estado de Hidalgo.

Desde entonces personal del Ejército Mexicano, “nos ayudó igual que lo hace hoy con rondines, que nos hacen sentir más seguros”, reconoció Rosita como la llaman los vecinos.

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