A unas horas de que regrese el semáforo rojo por Covid-19 a la Ciudad de México y la Zona Metropolitana del Valle de México, las altas concentraciones de personas en el Centro Histórico, filas para ingresar a los locales de plazas comerciales y avenidas con tránsito vehicular constante predominaron. Sin embargo, el cierre de actividades empezó por la tarde.
En el primer cuadro de la Ciudad de México, las cortinas de negocios de ropa fueron bajadas por los empleados en punto de las 17:00 horas; no volverán a abrir hasta el 10 de enero de 2021.
Las calles iban aligerándose de peatones conforme caía la tarde. Algunos capitalinos vieron con buenos ojos el regreso al color rojo, el cese momentáneo de las actividades no esenciales y el exhorto a no realizar fiestas.
Para el señor Rafael Mancilla fue una tristeza regresar al rojo, pues aseguró que no hubo seriedad de la personas y las autoridades no lograron una acertada contención. Cuestionó de quién era la culpa.
“Si los primeros meses fueron difíciles, ahorita es imposible esto. Yo me cuidé, cuidé a mi familia, a mis mascotas al medio ambiente y es triste que otras personas no. ¿Quién dejó crecer esto? Es una tristeza para la gente, comerciantes, que se cierre todo. Pero tú vas al Centro, a lugares públicos y es un mundo de gente, no hubo seriedad”, expresó mientras esperaba afuera de Parque Delta a una persona para entregar un documento personal.
Observaba cómo la gente no paraba de ingresar a realizar compras o pasear.
EL UNIVERSAL recorrió diferentes zonas de la capital para registrar el día previo al cierre de actividades. Los cambios fueron pocos, pues la gente continuaba en la calle a pesar del anuncio.
Si bien en Parque Delta no había altas congregaciones, la plaza no estaba a 30%.
Emiliano, cliente, dijo que veía bien la medida porque “esto se estaba descontrolando”. Él arribó a la capital desde Tabasco y aseguró que allá está peor.
En la colonia Roma, sobre la calle de Álvaro Obregón, la zona restaurantera estaba vacía.
En el Centro, el señor René Tello comentó que la medida era responsable por parte de las autoridades, más por el incremento en la propagación del virus y las hospitalizaciones.
Sobre la calle de Madero los trabajadores de las tiendas comenzaron a cerrar los locales y señalaron que se habían organizado guardias cada tercer día para ir a cuidar la tienda, revisar que toda la mercancía estuviera y revisar la seguridad, esto para evitar robos en estos meses.
En Toluca, en el Estado de México, fue “un balde de agua helada” la declaratoria del semáforo rojo, para comerciantes como los que operan en la zona de Los Portales, donde “no lo esperábamos, pero ya se veía venir. La gente no entiende, esto está poniéndose horrible, y mientras no entiendan, esto no va a parar”, manifestó Leticia Manjarrez, quien atiende una tienda de ropa que bajará sus cortinas.
La Navidad es la temporada más fuerte, la más importante del año “para nosotros y para todos los locatarios, pero ahorita ya estaba muy feo y con el cierre estará peor”, indicó Leticia quien calculó pérdidas de 100%, porque las cortinas estarán abajo.
En el poniente de la entidad mexiquense, otros mostraron su enojo. “Ya estoy hasta la madre, otra vez a casa y sin sueldo”, señaló Roxana, quién es recepcionista en una barbería en una plaza del Estado de México.
Afirmó que durante los meses anteriores su jefe les dio un mínimo del salario que “en realidad no alcanzaba para nada, tuve que buscar otro empleo, pero me fue muy difícil apoyarme en otro turno, además el nuevo trabajo es un bar y ya también lo van a cerrar, no sé qué voy a hacer sin empleo”, indicó.