Querétaro.— Este lunes se prevé un regreso a clases fuera de lo común: un retorno a las aulas sin gritos, carcajadas, ni abrazos entre compañeros.

Así fue el ambiente en el Jardín de Niños Enriqueta Camarillo, en la delegación Santa Rosa Jáuregui, del municipio de , uno de los planteles del estado que participaron ayer en un simulacro para comprobar que todo estuviera listo para recibir a los alumnos.

De acuerdo con la Secretaría de Educación estatal, el próximo lunes serán 809 escuelas de nivel básico (346 públicas y 463 privadas) las que regresarán a clases presenciales, además de 91 de nivel medio superior y 24 del superior.

Este viernes, desde muy temprano, niños y niñas acompañados de sus madres llegaron hasta el plantel cargando sus mochilas con imágenes de personajes.

“Algunos niños están un poco nerviosos o estresados, porque después de tanto tiempo en casa, deben aprender a desprenderse otra vez de sus mamás; además, este no es como cualquier otro ciclo escolar, les falta el contacto físico con las maestras y con sus amiguitos. No podemos abrazarlos si se sienten tristes, es muy difícil para todos, pero nos hemos preparado mucho para este día, para que la escuela sea un lugar seguro”, comenta la maestra Cinthya Muñoz.

De acuerdo con el protocolo acordado por padres de familia y profesores, los pequeños hacen fila antes de entrar a la escuela. Cada uno debe tomar gel antibacterial, permitir que le tomen la temperatura y las madres deberán informar si hay algún síntoma relacionado con Covid-19. Todos deben usar cubrebocas.

Un retorno a las aulas sin risas y gritos de los niños
Un retorno a las aulas sin risas y gritos de los niños

Todo transcurre con normalidad. Tras colgar su mochila en los percheros, los niños se acomodan antes de pasar al salón de música, donde, al aire libre, bailan, cantan y aplauden.

Poco a poco se rompe el hielo y se diluye el estrés, hasta que el llanto de un pequeño resuena; se niega a entrar al salón está nervioso, quiere a su mamá.

Las maestras se miran en silencio, comunicándose sin palabras porque ya saben qué hacer; una se acerca al niño; los dos quisieran darse un abrazo, pero no pueden.

“Tranquilo, amigo, todo va a estar bien, va a ser un ratito muy chiquito aquí en la escuela y después tu mami va a venir por ti”, las negociaciones para entrar al salón tardan unos cuantos minutos y poco a poco el llanto cesa y el pequeño avanza hasta el salón.

Las maestras saben que esta situación podrá repetirse, comprenden la ansiedad de algunos niños, aunque otros se muestran más confiados y contentos de volver a la escuela; se saludan a la distancia o chocando los codos, sin quitarse el cubrebocas, pues saben que no deben tocarse ni tocar objetos de los demás; una forma de convivencia nunca antes vista en su pequeño mundo.

Explica que desde el mes de julio, el comité de salud —integrado por padres de familia— comenzó a elaborar el protocolo necesario para el regreso y que días antes se realizó una limpieza profunda en toda la escuela.

Los padres de familia realizaron aportaciones económicas para contratar a una persona extra que se encargue de la limpieza y también se compraron ventiladores para cada salón.

Vega Mendoza explica que cada niño asistirá a clases sólo dos días a la semana, para reducir el número de alumnos en cada salón, es decir, los grupos que antes eran de 30 niños, ahora serán de 14 o 15 pequeños.

“El protocolo de salud comenzó a elaborarse desde el mes de julio, aunque no sabíamos cuándo íbamos a volver a clases ya estábamos trabajando en eso. Tenemos filtros de seguridad para maestras y alumnos; es un gran reto para todos, pero estamos listos y muy bien preparados”, afirma la directora.

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