Zacatecas.— Las desapariciones y las víctimas de la violencia que han causado tanto dolor en su pueblo natal de Jerez, marcaron la vida vocacional del nuevo presbítero Marco Antonio Ureño Arriaga, de 28 años, quien decidió ofrecer su ordenación sacerdotal por los desaparecidos y previamente a ser consagrado realizó una oración especial por la paz, así como para visibilizar este doloroso fenómeno que impacta a Zacatecas.
Hace más de cuatro años, el municipio de Jerez se colocó en los reflectores nacionales por el fenómeno de los desplazados que abandonaron de forma masiva sus comunidades por el asentamiento y pugna de los grupos criminales.
Además de las desapariciones, donde Jerez figura en los primeros lugares. De acuerdo con la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB), el año pasado en la entidad se reportaron 557 personas desaparecidas o no localizadas y los municipios con más casos fueron Fresnillo con 198; Guadalupe, 57 y Jerez con 49. En lo que va del año, suman 197 casos; Jerez ocupa el cuarto lugar con 17.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Ureño Arriaga comenta que ya le ha tocado perder a tres amigos por culpa de la violencia; uno de ellos era Luis Alberto Espinosa Acuña, joven químico farmacobiólogo que fue privado de la libertad cuando se dirigía a su trabajo y a los pocos días fue encontrado su cuerpo.
Así como el asesinato del seminarista José Dorian Piña, que mataron en el municipio de Noria de Ángeles y cuyo crimen impactó a toda la comunidad religiosa.
Menciona que estos casos lo marcaron y en algún momento como seminarista consideró que no pudo hacer nada por ellos, por eso, quiso dedicar su ordenación sacerdotal como un acto de fe y una oración por los desaparecidos, ya que como diácono le ha tocado palpar el gran dolor que hay en las comunidades con los familiares que han sido víctimas de la violencia.
El padre Marco Antonio destaca que la ordenación sacerdotal implica un compromiso de por vida con el servicio a Dios y a los demás, además de que deben “ser sensibles y disponibles para atender las necesidades espirituales de su comunidad”.
A la primera en buscar fue a la madre buscadora Paty Reveles, quien ha sido en Jerez una mujer que no ha dejado de buscar a su hijo Gerardo Cabrera Reveles, joven que trabajaba en la clínica del IMSS, en el municipio de Loreto, y desapareció el 30 de agosto de 2022.
La oración especial la realizó en la Parroquia de la Inmaculada Concepción en Jerez, a donde acudieron madres buscadoras. Ahí, el padre puso una cruz afuera del templo y se colocaron las fotografías de los desaparecidos y las veladoras como un acto de fe y esperanza.
“Al pegar o colocar las fotografías sobre la cruz, es una forma de manifestar que todas esas víctimas se unen a los dolores de Cristo que padeció en la cruz; es decir, simboliza que Cristo sigue siendo crucificado día a día a través de todas esas personas que están desaparecidas”.
Marco Antonio se convirtió en presbítero de la Diócesis de Zacatecas, cuyo acto religioso fue presidido por el obispo Sigifredo Noriega Barceló, quien le dijo al nuevo sacerdote que “la iglesia tiene necesidad de estos líderes sanos y santos para servir en las comunidades con esta convicción”, pero, precisó, “el liderazgo nace del amor verdadero (…) liberar no es imponer, es inspirar, no es controlar, es acompañar, un liderazgo que no se mide por la autoridad externa sino por la autenticidad del testimonio”.
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