Cuando agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) detuvieron a Maritza* , originaria de Honduras, y se dieron cuenta que estaba embarazada, a punto de dar a luz a su bebé, mejor la dejaron libre.

Consideraron que eso era lo que más les convenía, “ para no meterse en broncas que les podía costar la chamba ”.

Uno de los oficiales del INM le recomendó: “ Vete a la Casa del Migrante de aquí de Saltillo, ahí te dejan quedarte a dormir varios días, te dan de comer y no te cobran nada ”.

Cuenta la joven, de 24 años de edad, que respiró aliviada porque se salvó de que la deportaran, sin embargo, pide omitir su identidad por miedo a represalias.

La criatura llegará a este mundo de un momento a otro pero ni siquiera tendrá agua para que la bañen y sus necesidades elementales.

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Resulta que el pasado 28 de diciembre, en la Casa del Migrante, inspectores de la empresa paramunicipal española Aguas de Saltillo “ AGSAL ” les “cortaron” el suministro de agua por un adeudo de casi medio millón de pesos,

Dice que por eso se fue al refugio de la Iglesia católica, --que está en la colonia Landín-- donde le dieron la bienvenida, aunque no imaginó que no tenían agua porque se las acababan “de cortar” por falta de pago.

 
CON 200 DÓLARES EN LA BOLSA

Platica que salió de su hogar con solo 200 dólares en la bolsa, (menos de 4 mil pesos mexicanos), que era todo su capital.

Viajó miles de kilómetros en autobús trasbordando, desde su natal Honduras hasta casi llegar a Saltillo donde la agarró “ La Migra ”.

Asegura que venía esperanzada y decidida a todo, (a cruzar el Río Bravo nadando o en una llanta), con tal de pasar la frontera, a hacer cualquier sacrificio, para que su primer hijo naciera “del otro lado”.

Deseaba desesperadamente que su bebé fuera ciudadano norteamericano y pudiera tener una mejor vida que la de ella, pues no está casada, no tiene nada y no sabe cómo le hará para sobrevivir y mantenerlo.

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Reconoce que ni siquiera pensó en lo avanzado de su estado de gestación, ni los riesgos que ello implicaría, porque ya tiene nueve meses, y dará a luz en las próximas horas.

Sus motivos son los mismos de miles y miles o millones que salen de sus lugares de origen empujados por el hambre, la necesidad y/o la inseguridad, que dejan familia y todo lo que les ataba a su tierra y a su país.

Pero la chica admite que jamás se imaginó que iba a pasar tantas angustias, sobresaltos y apuros porque se libró de que la mandaran de regreso a Honduras, y aunque tiene que comer y una cama donde dormir le preocupa mucho que se queden sin agua.

Este martes cumplimos cuatro días sin agua y aunque estuvimos racionando la que teníamos en dos tinacos ya casi no queda, se acabará de un momento a otro ”, declaró a EL UNIVERSAL Alberto Xicoténcatl Carrasco, director de la Casa del Migrante.

Comenta que le preocupa mucho la situación porque son 85 inmigrantes los que tienen alojados y que recibirán aquí “El Año Nuevo”, pero necesitan agua para todo, y no hay para que puedan bañarse y preparar la cena.

Igual que cada fin de año decenas de extranjeros “sin papeles” que se quedan varados a medio camino, en su larga travesía rumbo a la frontera para cruzar el Río Bravo e internarse ilegalmente en territorio estadounidense, vienen a dar al albergue ubicado al sur de Saltillo.

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CENA PERO SIN AGUA

Xicoténcatl Carrasco comentó a EL GRAN DIARIO DE MËXICO que gracias a benefactores esta noche despedirán el año 2019 y recibirán el 2020 con una rica cena.

“Nos regalaron unos pavos y eso es lo que vamos a cenar”, agregó.

Aunque es muy doloroso que no cuenten con el servicio de agua potable porque deben el consumo acumulado de más de tres años y las autoridades municipales ni les hacen caso.

shgm

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